Decimos que una persona es “fría” cuando la consideramos poco amigable o antisocial, y declaramos que nos hemos “quedado helados” cuando recibimos una mala noticia o alguien nos sorprende negativamente. Psicólogos de la Universidad de Toronto (Canadá) demostraron no hace mucho que estas expresiones son algo más que simples metáforas, ya que existe una conexión directa entre la soledad y la percepción del frío. Concretamente, el estudio revela que el aislamiento social y los sentimientos de soledad y aislamiento producen una sensación física de frío.
En los experimentos llevados a cabo por Geoffrey Leonardelli y sus colegas, las personas que se sentían excluidas socialmente tendía a valorar que la temperatura ambiental de una habitación era mucho más baja de lo que percibían las personas con “calor” social de familia y amigos.
En las conclusiones, dadas a conocer en la revista Psychological Science, los autores del trabajo revelaban además que las personas que se sienten rechazadas o no aceptadas en un grupo sienten la necesidad de consumir más alimentos calientes -como un caldo de pollo o una taza de chocolate caliente- que quienes se sienten socialmente integrados, algo que Leonardelli atribuye a la sensación de “frío” que causa la exclusión.
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