“¡Para no ser esclavos martirizados por el tiempo,
embriáguense, embriáguense incansablemente!
De vino, de poesía, de virtud, de lo que sea”.
Charles Baudelaire
0. El Sistema es un país dentro del país. Un Estado con sus territorios, sus parcelas de poder, sus clases sociales, sus élites, sus injusticias, sus posibilidades, su economía, su ejército, su pueblo, sus censores, sus ranchos, sus instituciones y sus exiliados.
1. El Sistema es un tesoro. Es el sueño del país posible, del Tchaikovsky para todos, del Bernstein bailable en la butaca, del virtuosismo democratizado, de los instrumentos que vuelan, de genios irrepetibles y prósperos. El Sistema es la envidia del mundo y la codicia de los gobiernos. Es el nunca jamás de la música.
2. La música y la política son incompatibles. La primera es demasiado inocente (e inútil) para gobernar. La segunda difícilmente podría mantenerse honesta. Música y política se excluyen porque no se comprenden (y no se interesan).
3. Hay estructuras que jamás pueden mezclarse sin correr el riesgo de quedar una absolutamente absorbida (o disuelta) dentro de la otra. Y la música es bella, y la orquesta es sueño, Verdad y justicia. Pero el gobierno es poder, dinero y arrogancia. Y el Mal, aunque no es eterno, es infinito.
4. El Padre mandó a su Hijo al mundo por amor (Jn 3, 16) y lo entregó al holocausto. Caifás era bueno, pero el Sanedrín no era la alianza prometida. La salvación es asumir riesgos y sacrificios. En otra historia, Jesús existiría, pero Cristo no.
5. No importa cuán hábil sea un pez en el agua, hay siempre uno con dientes más grandes y apetencias más atrevidas. Política para los políticos. Los músicos son hermosos pececillos de exhibición.
6. Los favores gratuitos son exclusivos de las madres. Y no siempre ocurren. Si se busca libertad, deben evitarse los favores. Hay colchones y exigencias que duran toda la vida.
7. Las grandes misiones, si buscan el triunfo, exigen grandes misioneros. Las preferencias, los amiguismos y las promesas deben quedar fuera, aún a costa de los resentidos. Un asesino manejando una red de telecomunicaciones sería tan impensable como, por ejemplo, un chofer de autobuses dirigiendo una república.
8. Qué grandes fueron Heidegger y Furtwängler. Qué grandes.
9. Pau Casals y Víctor Jara pueden serlo más, si es verdad aquel mito del artista y la pared de enfrente.
10. La sociedad no siempre pide lo mismo. A veces, tocar. Muchas otras, luchar.
11. Un violinista comanda una revolución armada: le pondrán un fusil, lo llenarán de granadas y morirá intentando un pizzicato en el gatillo. Nadie puede renunciarse. (Con su permiso, Comandante).
12. La mediocridad es ubicua y justa. Hace que todos seamos potencialmente todo.
13. La música es un lenguaje dictatorial. Un compás es orden y una orquesta es obediencia. Solo es cuestión de cambiar de batuta.
14. No hay personas completamente intachables, no importa la magnitud de sus obras ni la admiración que se les profese. Bill Evans era un adicto a la heroína y Walt Disney detestaba la izquierda.
15. No todos son Wallace Hartley mientras se hunde el barco (James Cameron fue sabio).
16. Las vitrinas son útiles pero pocas veces disimulan la hedentina de la bodega. Y hay clientes con buena memoria.
17. El Himno Nacional es una partitura. Y nada más.
18. Hay deudas contraídas con la libertad ajena que difícilmente podrán pagarse. Y el futuro también se hace preguntas.
19. Este es un tema demasiado simple para las mentes estrechas y demasiado insoportable para los corazones inconformes.
www.zakariaszafra.com
@zakariaszafra
