El papa Benedicto XVI, que este miércoles hizo su última aparición pública antes de su renuncia definitiva el jueves para dedicarse a la «oración y a la meditación», será recordado por su decisión sin precedentes en la historia reciente de la Iglesia, tras su corto pontificado jalonado por los escándalos.
El primer papa alemán de la era moderna, Joseph Ratzinger, de 85 años, sustituyó en 2005, a los 78 años, a Juan Pablo II, uno de los pontífices más carismáticos de la historia.
El papado de Ratzinger, quien presidió con mano dura la célebre Congregación para la Doctrina de la Fe, el ex Santo Oficio de la Inquisición, ha estado marcado por el pedido de perdón por décadas de abusos sexuales de religiosos católicos contra menores en muchos países y ha optado por la «tolerancia cero» contra los curas pedófilos.
Su estilo reservado y enfermizo contrasta con los imponentes trajes litúrgicos antiguos rescatados de los museos vaticanos y el espectacular anillo del Pescador que luce.
Al final de su misión de ocho años al frente de una Iglesia de 1.200 millones de fieles, tuvo que encarar el escándalo del ‘Vatileaks’, como se conoce la filtración en 2012 de documentos confidenciales a la prensa italiana.
El caso llegó a poner en entredicho incluso su liderazgo como guía de la Iglesia y puso de manifiesto las intrigas y divisiones que sacuden a la Curia Romana.
Según la prensa italiana, un informe secreto elaborado por tres cardenales escogidos por el Papa «enfermo y sin fuerzas» para investigar el caso terminó por convencerlo de que se necesita a alguien joven, fuerte y enérgico para hacer limpieza en la milenaria institución, lo que sin duda ha pesado en su decisión de dejar el Trono de Pedro.
Sacerdote desde 1951, Ratzinger pasó la mayoría de su vida dentro de los palacios vaticanos, por lo que su experiencia pastoral fue muy corta, de 1977 a 1981 en Munich, Alemania.
Nacido el 16 de abril de 1927 en Marktl am Inn, en la diócesis de Passau, en Baviera, Ratzinger fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1951, nombrado arzobispo de Múnich en marzo de 1977 y proclamado cardenal el 27 de junio de 1977 por el papa Pablo VI.
El Papa creció en el seno de una familia bávara muy católica y patriótica. Su padre era gendarme de policía.
En 1943, con 16 años, fue incorporado, al igual que todos los demás seminaristas de su clase, como auxiliar de la defensa antiaérea nazi y en septiembre de 1944, cuando tenía la edad requerida, tuvo que ingresar al ejército.
En varias ocasiones, como cardenal y como pontífice, denunció «la inhumanidad» del régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial, disipando así toda sospecha de complicidad.
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