Algunos sectores de servicios, como el transporte han anunciado incrementos entre 25% y 50%.
Gobierno sigue lanzando cortinas de humo para distraer la atención de los venezolanos, sobre los efectos de la medida
El impacto de la devaluación del tipo de cambio de 46,5% en el aparato productivo nacional, no podrá ser frenado ni con las amenazas de nuevos controles, tampoco con los operativos de fiscalización adelantados por instituciones oficiales como Sundecop y el Indepabis y otros ocho organismos del Estado, que se han dado a la tarea de acosar, perseguir a empresarios y comerciantes, con la excusa de una supuesta especulación, cuando lo que existe es un desabastecimiento de numerosos productos de consumo masivo.
Ante estos escenarios, el Ejecutivo no tendrá más remedio que revisar los precios de los productos regulados, y por consiguiente redimensionar las estimaciones de inflación de 16% que había previsto para este año, porque al ritmo en que se estaban moviendo los precios, con alzas significativas estimuladas por la escasez, ya se ha comenzado a hablar en forma conservadora con una inflación al cierre del año que va a oscilar entre 27% y 30%.
En las primeras de cambio, se observa como muchos de los sectores que forman parte de la cadena de comercialización de diversos productos, como es el caso de los transportistas portuarios y los trabajadores, que ya le han anunciado a las empresas a las cuales les prestan servicios, aumentos que oscilan entre 25% y 50%, que encarecerán en esa misma proporción los costos de producción, sin que el Ejecutivo pueda hacer absolutamente nada para impedirles estos aumentos que están plenamente justificados.
Mientras tanto, el alto gobierno sigue tratando de distraer la atención del soberano, con toda una parafernalia mediática con motivo de la supuesta llegada al país, luego de dos meses en el mayor de los silencios, del jefe de la revolución, quien entre gallos y media noche, como un vulgar fugitivo, entró al territorio venezolano sin que nadie lo viera; sin embargo todos celebran su presencia en el país, aun cuando sea virtual, porque hasta el momento ni siquiera los presidentes “amigos” como Evo Morales tuvieron la oportunidad de echarle un vistazo, aun cuando fuera de lejos, mucho menos darle un abrazo o estrecharle la mano, lo que ha contribuido a generar nuevas dudas, incluso se ha llegado a decir que el personaje sigue en Cuba, otros que no está en el hospital Militar, sino en el hospitalito de Fuerte Tiuna, porque ya no se cree nada de lo que anuncia el ministro de Información, en unos comunicados cada día más traídos de los cabellos.
Otro motivo de distracción para el pueblo, es la tan cacareada televisión digital, que de acuerdo con el criterio del Vicepresidente será gratuita para todo el mundo, todos podrán tenerla, menos “los burguesitos”, tampoco los hijos de los ministros y de los diputados, en otras palabras se puso a escupir para arriba y corre el riesgo de que en el futuro, la saliva le caiga en la cara.
Por otra parte, las posibilidades de que la empresa privada tenga acceso a las divisas en forma legal, luego de la eliminación del Sitme, son cada vez más remotas, por lo que existe el riesgo para la gran mayoría, de no poder mantener su producción, mucho menos incrementarla y entre tanto, siguen a la espera de nuevas decisiones económicas por parte del Ejecutivo que permitan aclarar los escenarios para el corto y mediano plazo, ya que en estos momentos lo que hay es una gran incertidumbre.
No hay divisas suficientes
De acuerdo con los analistas de la economía, al parecer el gobierno tiene la intención de dar a la devaluación de la moneda, un carácter contractivo al mantener un solo tipo de cambio a 6,30%, otorgando divisas solo a aquellos sectores prioritarios, lo que va a generar una fuerte caída en el crecimiento económico, una reducción en las importaciones y por supuesto la agudización del desabastecimiento.
Sin embargo, la realidad a la que el Ejecutivo no quiere enfrentarse, es que a pesar de mantenerse el precio del petróleo por encima de los 100 $/Bl, en los últimos dos años, es que no hay divisas para atender las necesidades del aparato productivo nacional, de allí la aplicación de mayores obstáculos para obtenerlos a través de Cadivi, como es el Órgano Superior de Administración de Divisas, que no estará en capacidad de autorizar los dólares para el total de las importaciones.
Por otra parte, en estos momentos son muchos los sectores de la economía, como el farmacéutico, de fabricantes e importadores de autopartes, de alimentos, entre otros, que no pueden continuar operando en estas condiciones, con montos millonarios en deudas con proveedores extranjeros, quienes han suspendido los suministros de materias primas e insumos ante las demoras en los pagos.
A esto hay que sumar las deudas que tiene Cadivi con las empresas transnacionales por concepto de la repatriación de utilidades, monto que está por encima de los US$ 12.000 millones, a los cuales tampoco Cadivi podrá darle respuesta, porque no tiene cómo hacerlo.
Es evidente que una devaluación como la que se acaba de aplicar en Venezuela, cambia toda la estructura macroeconómica del país, tanto es así que a partir del momento en que se aprobó el ajuste del tipo de cambio, el Producto Interno Bruto en término de dólares es –32% menos de lo que era antes de la medida, ocurriendo lo mismo con salario que era uno de los más altos de Latinoamérica, pero que en estos momentos ha perdido – 32%.
En tal sentido, el ejecutivo no le quedará más remedio que redimensionar su tasa de crecimiento de 6% para este año, ya que se estima que no habrá crecimiento o si lo hay no será superior al 1%.