No es el final de la Iglesia Católica. Es la continuación de una misión que tiene más de 2 mil años. La renuncia del papa Benedicto XVI, si bien tomó por sorpresa tanto a creyentes como a los que no practican la fe, no es sinónimo de caos para quienes tienen puestos los ojos en Cristo.
La figura papal es, desde el propio San Pedro, símbolo de unidad entre todos los fieles. Recuerda además la actitud paterna del Creador que, poniendo en marcha el Plan de Salvación, renovó a la humanidad ofreciendo a su Hijo.
Es como describe el secretario general de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) y obispo auxiliar de Caracas, monseñor Jesús González Zárate, “figura que incluso nos diferencia de otras religiones”. No es mera casualidad su investidura.
Representa a Cristo en el mundo, del mismo modo que el sacerdote recuerda al Mesías, cada vez que celebra la eucaristía y, por gracia divina, transforma el pan y vino, en Cuerpo y Sangre del Señor. Es la fe de millones de hombres y mujeres de todo el mundo la que se hace noticia hoy.
Dios capacita a sus servidores
Desde el principio, existen juicios y acusaciones en torno a la máxima autoridad de la Iglesia Universal. No son nuevas las críticas en torno a los representantes eclesiásticos.
Sin embargo, diáconos, sacerdotes, obispos, cardenales y laicos defienden una verdad que describió el Apóstol de los Gentiles, San Pablo, a través de una de sus cartas (2 Cor. 4, 1-4):
“Ese es nuestro ministerio, y como lo tenemos por gracia de Dios, no nos desanimamos. No nos callamos por la falsa vergüenza; no andamos con rodeos ni desvirtuamos la palabra de Dios; manifestando la verdad, merecemos ante Dios que cualquier conciencia humana nos apruebe. Si a pesar de esto permanece oscuro el Evangelio que proclamamos, la oscuridad es para los que se pierden. Se niegan a creer, porque el dios de este mundo los ha vuelto ciegos de entendimiento y no ven el resplandor del Evangelio glorioso de Cristo, que es imagen de Dios”.
Una verdad que también hace suya monseñor Ovidio Pérez Morales, principal difusor del Concilio Plenario de Venezuela, celebrado hace unos años, en pro de conciliar a los creyentes de nuestro país con el mensaje del Evangelio, exhortándolos a una fe coherente y quien además se de-sempeñó como presidente de la Organización de Seminarios de Latinoamérica (OSLAM).
Considera, en primer lugar, que el Papa es un hombre como cualquier otro. Partícipe de una vocación pero, al fin y al cabo, un mortal. De allí que no deban ser juzgadas sus condiciones físicas o avanzada edad. Todo lo contrario, cree que reconociendo las debilidades es como en realidad se contruye la verdadera fortaleza interior.
“La gracia del Espíritu Santo actúa, pero sin ocultar las características propias del ser humano. De manera tal que Benedicto XVI está en toda su libertad de sentir como humano, de preocuparse por su bienestar y, más aún, es admirable por la intención de confiar a su rebaño a alguien con mejores condiciones en el cuerpo que él, sin olvidar que Cristo debe seguir siendo el centro tanto del pontificado como de cada cristiano”, enfatizó.
Sombras y desafíos
Por otro lado, están las sombras que tratan de opacar a la Iglesia Católica, con relación a la unión entre homosexuales y legalización del aborto. Pérez Morales explica que la Iglesia es sabia al defender la vida como principal regalo de Dios.
El derecho a la vida seguriá siendo defendido, a su parecer, por el nuevo papa y todo aquél que tenga a Cristo en el corazón. Respeta la opinión contraria, no obstante, advierte que la consecuencia más grave la enfrenta la propia humanidad, “cada vez que traten de ajustar la fe a sus necesidades”.
Rechazar el aborto es una de la críticas más duras hechas a la Iglesia, sólo que pese a las sombras “no nos pregonamos a nosotros mismos, sino que proclamamos a Cristo Jesús como Señor; y nosotros somos servidores de ustedes por Jesús.
“El mismo Dios que dijo Brille la luz en medio de las tinieblas, es el que se hizo luz en nuestros corazones, para que se irradie la gloria de Dios tal como brilla en el rostro de Cristo”. Segunda carta de Corintios, capítulo cuatro, versículos cinco y seis.
Mientras que otros de los ataques a la moral a los cuales se enfrenta el Sumo Pontífice es la decisión de algunas personas en contraer matrimonio a pesar de ser del mismo sexo.
“Es el actuar de nuestra sociedad. No lo podemos detener, sin embargo, aunque la unión entre homosexuales tenga un efecto legal, ante los ojos de Dios no tiene ninguna validez”, acotó monseñor Ovidio Pérez Morales.
De hecho, tratar de conciliar la fe con la razón es uno de los trabajos más arduos para el Papa, en especial, en los últimos tiempos, cuando los valores y principios son echados a un lado.
Y aunque se avecinan situaciones peores… “Nos sobrevienen pruebas de toda clase, pero no nos desanimamos; estamos entre problemas, pero no desesperados; somos perseguidos, pero no eliminados; derribados, pero no fuera de combate”. Segunda de Corintios, capítulo cuatro, versículos ocho y nueve.
A tiempo y destiempo
Monseñor Ovidio Pérez Morales, quien también fue rector del Seminario de El Hatillo, en el estado Miranda, plantea otra realidad igual de importante. Se trata de los avances que ha tenido la Iglesia en los últimos años y fue reforzado por el papa Benedicto XVI, tal como lo hicieron sus antecesores.
A través del Concilio Vaticano II, expone, sin duda, hubo un mayor acercamiento con la comunidad de los fieles. Fue entonces como empezaron a darse los primeros diálogos con los representantes de otras religiones, se hizo más cercana la difusión del Evangelio, gracias a la nueva comprensión de las autoridades eclesiásticas.
Y, justamente, “los pasos firmes dados hasta ahora, son los que deben perdurar, pese a que el Papa renuncie o se mantenga en su lugar”, añadió. Asimismo, señaló el avance tecnológico y científico, reconocido por la máxima autoridad de la Iglesia como recursos valiosos para llegar a las masas.
Un ejemplo reciente y sencillo es la cuenta en Twitter en diversos idiomas y que en español se identifica como pontifex_es.
“Si hacemos de las tecnologías herramientas evangelizadoras, serán muchos los convertidos a Dios. No son malos los avances de la ciencia, siempre que no estén desligados de nuestra misión servidora”.
Pescador de hombres
“Jesús se fue a la región de Cesarea de Filipo. Estando allí, preguntó a sus discípulos: según el parecer de la gente, ¿quién es este Hijo del Hombre? Respondieron: unos dicen que eres Juan el Bautista, otros que eres Elías o Jeremías, o alguno de los profetas.
Jesús les preguntó: y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? Pedro contestó: Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo. Jesús le replicó: feliz eres, Simón porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Y ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer. Yo te dejaré las llaves del Reino de los cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”, reza el Evangelio según San Mateo, capítulo 16, versículos 13 al 19.
Desde entonces, no ha parado la misión de la Iglesia; se fortalece gracias a la luz del Espíritu Santo y a la colaboración de todos sus integrantes: desde el sacerdote celebrante hasta la humilde señora que reza el rosario mientras se encuentra en el templo.
La Iglesia somos todos, es el lema que caracteriza a los católicos del mundo, pues “ustedes son la sal de la tierra…ustedes son la luz del mundo”, Evangelio según San Mateo, capítulo 5, versículos 13 y 14.
