#Opinión: (II) Caos del mundo y la tecnología Por: Amanda N. de Victoria

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Por la puerta del sol

“Vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la ciencia y la tecnología, y en la que nadie sabe nada de estos temas. No saber constituye la fórmula más segura para el desastre” (Carl Sagan).

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Este no es un artículo científico ni profético; es de interés colectivo actual, lo es de reflexión, de opinión y un llamado a la conciencia de los que compartimos este mundo cuyos problemas a todos atañe. La intención de esta columna es la de procurar una variedad de temas resumidos, cuyo objetivo principal es que llegue a los jóvenes (el relevo), quienes en muchas ocasiones no conocen ni lo elemental de las cosas de la vida y del mundo en el que viven. Quien desarrolla los temas pertenece humildemente a la escuela de la investigación libre personal, a la de la consulta, la lectura, la del mejoramiento propio, de la humanización, la de querer compartir y principalmente la de enseñar y llevar a otros la experiencia que solo la escuela de la vida, el aprendizaje y los años otorga.

Es en la época del Paleolítico en la que el hombre descubre el fuego, proporcionándole alimento, luz y tranquilidad. Cuatro mil años antes de Cristo ya tenía herramientas de piedra, arcilla, agujas y madera. Con estos inicios abre el camino a sus inventivas. Ha demostrado tener voluntad, constancia y dedicación en el campo de la ciencia.

Cuando le surge una idea no desmaya hasta concluirla; investiga, estudia y se dedica hasta obtener el resultado esperado. Sabe que el plazo de crear dura apenas un instante, en cambio la gloria y satisfacción del logro son para siempre.

Las primeras mediciones estelares fueron hechas siglos antes de Cristo por Eratóstenes, Newton tuvo el privilegio de hallar la ley del firmamento que rige el movimiento de los astros y los mantiene en armonía. Copérnico fue quien derrumbó las teorías que señalaban que la tierra era el centro del universo. Todo esto dio paso a la teoría de la relatividad. Estamos en la sociedad del conocimiento de nuevos descubrimientos, de grandes avances tecnológicos e investigativos.

Los adelantos científicos, tecnológicos, de educación, medicina, comunicación y astronomía tienen al hombre hoy sobre la cúspide. Sus investigaciones lo han llevado a crear los más sofisticados sistemas de navegación satelital, de telefonía móvil, de ingeniería genética, de los rayos láser, el de los circuitos de microchip etc; todo esto lo ha llevado a comprender mejor el universo en que se mueve y el mundo en el que vive. De allí nace la Física Cuántica. En el siglo XX esta dio paso a la teoría de la relatividad.

Los avances logrados en el área de las telecomunicaciones a que ha llegado el mundo no tienen comparación. De muchas cosas disfrutamos hoy:

trenes extra rápidos, modernísimos sistemas de vuelo, la fibra óptica, la telefonía celular, televisión por cable, la red global de información instantánea. El correo electrónico a través de internet ha derribado las fronteras logrando que los seres humanos se comuniquen, que compartan e influyan, que informen y se informen, que vendan, compren, hagan transacciones bancarias etc. Las comunicaciones fomentan la motivación. La paradoja de esta época es que la tecnología nos acerca a los seres humanos más distantes del mundo, pero nos aleja y aísla de todos los que tenemos cerca. Hemos llegado a depender totalmente de este sistema, olvidando que todo tiene un principio y un final desconocido, para el que no estamos preparados que ya se vislumbra y causa temor. Hace poco fuimos testigos de la caída de asteroides sobre Rusia. Esto nos demuestra lo impredecible de estos fenómenos cósmicos y lo peligrosamente vulnerables que somos.

Los científicos de la Nasa reconocen el cumplimiento de las profecías mayas que han ido ocurriendo tal cual lo dejaran escrito. La tormenta solar prevista por sus científicos para este año no augura nada tranquilizador para el sistema eléctrico y comunicacional de la tierra.

Tanta maravilla creada por el hombre y sin embargo, qué fácil sucumbe ante el leve soplo de un huracán. Es impensable imaginar siquiera qué sucederá cuando nuestro mundo eléctrico y comunicacional empiece a derrumbarse…

El próximo sábado final de este artículo.

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