#Opinión: Equinoccio de primavera Por: Iván Olaizola D’Alessandro

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Veni, vidi, vici. Llegué, nadie me vio y me fui.

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En el paraninfo anterior nos referíamos a la mansedumbre que pareciese caracterizar en los últimos tiempos a nuestro pueblo. Muchas fueron las críticas recibidas. Unas estando de acuerdo otras no tanto. Ello me hizo reflexionar sobre el tema. ¿Se puede concluir que hay pueblos mansos o es un estado de ánimo temporal determinado por algunas circunstancias especiales? Repasando la historia de muchos pueblos encontramos que la pasividad es un estado no permanente de los mismos. Es una especie de característica o comportamiento que puede sufrir deformaciones cuando se encuentra sujeta a la acción de fuerzas exteriores. Por otro lado también podríamos usar el símil de los materiales plásticos que no tienen una elasticidad infinita, valga decir que sometidos a una determinada fuerza pueden llegar a un punto donde se rompe. Se me antoja pensar que algo similar puede ser lo que está ocurriendo con el comportamiento de nuestro pueblo.

Por no sabemos cuáles circunstancias, o a lo mejor si lo sabemos pero no es tan fácil discernir sobre ellas, nuestro pueblo se ha venido comportando con una pasividad extrema ante eventos que en otras condiciones o tiempos hubiesen provocado explosiones. Pero nadie puede asegurar que ese comportamiento no se pueda vulnerar en cualquier momento. Hurgando de nuevo en el comportamiento de los pueblos en los últimos tiempos, observamos como los pueblos árabes después de estar muchos años en una especie de reposo, obedeciendo calladamente las arbitrariedades de sus mandatarios, dejaron a un lado los miedos, la pasividad, y salieron a la calle a reclamar cambios, desafiando el poder autoritario. Allí comenzó lo que se denominó la “primavera árabe”. Los tunecinos fueron los primeros en prender la mecha de la insurrección. Un evento sobrevenido dio el pistoletazo de partida. Un joven inmolado derrocó al poderoso militar dictador Ben Ali. Solo 28 días fueron suficientes para cambiar 23 años de totalitarismo. La ausencia de futuro de los jóvenes tuvo mucho que ver con esto. La primavera floreció en otros lares. En Egipto, un militar creído faraón, Hosni Mubarak, vio como sus 30 años de desgobierno se derrumbaban en solo 18 días. Luego siguió otro militar, el coronel Muamar Gadafi, de Libia, galardonado dos veces con la espada de El Libertador, con 42 años de violaciones de todos los derechos de su pueblo, solo aguantó unos meses, teniendo un horrible final. Todos esos comandantes fueron bajados de sus pedestales por pueblos, otrora mansos, ahora bravos.

Guardando las distancias, pienso que los actuales gobernantes de nuestro país deberían verse en ese espejo. La luna de miel que buena parte de nuestra población ha disfrutado con su comandante puede llegar a su fin por cualquier causa y en cualquier momento. 14 años de gobierno normalmente es un tiempo que comienza a cansar a los gobernados, es como mucho, más aun cuando en ese tiempo los males que se dice recibidos se han incrementado hasta un punto difícil de justificar. Un evento sobrevenido, como gusta decirse ahora, ha desatado los demonios dentro del propio gobierno y del partido oficial. Situación que nos puede conducir a eventos no deseados. El comandante en jefe, el teniente coronel felón, el hombre que con su histrionismo, sus habilidades de encantador de serpientes, su demagogia y populismo, su comunión mítico religiosa con buena parte de sus seguidores y el chorro de dólares, ha podido tener todo, o casi todo, bajo control, pero ahora por un evento fortuito, por cosas del destino, por los designios del Todopoderoso, parece que se está llegando al final de una etapa y los herederos del llamado proceso, de la tal revolución bolivariana y socialista del siglo XXI, en pocos días al frente del coroto han demostrado que no tienen ninguna preparación, ni condición, ni voluntad, ni liderazgo y a lo mejor tampoco los deseos, de continuar la obra de salvación de la patria. A semejanza del Vaticano hay Sede Vacante pero el conclave rojo pareciese que no va a producir humo blanco. Fumata negra. El equinoccio de primavera está cerca.

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