El bombeo de petróleo por el oleoducto Caño Limón-Coveñas, el segundo más importante de Colombia, quedó paralizado nuevamente por dos ataques con explosivos atribuidos a la guerrilla izquierdista de las FARC, informó el sábado la estatal Ecopetrol.
Los ataques, que de inmediato no afectaron las exportaciones ni la producción de crudo de un campo operado por la estadounidense Occidental en el departamento de Arauca, en la frontera con Venezuela, fueron cometidos el miércoles y el viernes, en el departamento de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela, precisó un informe de Ecopetrol.
Las explosiones provocaron incendios y derrames de petróleo en el río Catatumbo, agregó la compañía estatal.
El Ejército acusó a rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de haber cometido los dos ataques, que se produjeron en medio de un recrudecimiento del conflicto interno de casi 50 años, pese a la negociación de paz que mantienen con el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos en Cuba.
El oleoducto de 780 kilómetros de longitud transporta a diario unos 80.000 barriles de crudo que se producen en los campos de Caño Limón hasta el puerto de Coveñas, en el Mar Caribe, para su exportación.
Colombia, el cuarto productor latinoamericano de petróleo y el cuarto exportador de carbón en el mundo, vive un auge en exploración y explotación de hidrocarburos y minerales por unas mejores condiciones de seguridad en el país como resultado de una ofensiva militar de una década, que obligó a la guerrilla a replegarse a apartadas zonas montañosas y selváticas.
Sin embargo, las FARC vienen intensificando los ataques contra la infraestructura petrolera y las Fuerzas Armadas en un esfuerzo por mostrar poder militar y sacar provecho en la negociación de paz con el Gobierno, de acuerdo con analistas.
En el 2012, la producción de crudo de Colombia alcanzó un promedio de 944.000 barriles por día, un bombeo que fue limitado por los frecuentes ataques de la guerrilla contra la red de oleoductos y otras instalaciones petroleras.
Aunque las FARC, consideradas como una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, han sido golpeadas por una ofensiva militar en la que han muerto varios de sus comandantes, mientras miles de combatientes han desertado, aún tienen la capacidad de cometer ataques de gran impacto.