La Historiografía Regional no había dedicado anteriormente, atención a la vida y hazaña, de un héroe de la virtud heroica de Rudecindo Canelón. Silva Uzcategui, apenas menciona el nombre de tan intrépido prócer militar tocuyano. El doctor Blas Bruni Celli, en su ensayo de “Procerato Tocuyano”, dice lo siguiente:”En este estudio, que reconocemos incompleto, queremos citar y hacer con esto justicia a su memoria por muchos olvidada de otros militares cuyos detalles de su vida no nos lo revelan los medios a nuestro alcance…entre otros, menciona al Capitán Rudecindo Canelón.
Para indicar sobre la vida y la hazaña de tan eximio prócer larense, nos anima el propósito de escribir su biografía, para lo cual, ya contamos con estos valiosos elementos de juicio: la Partida de su bautizo, prueba jurídica de su filiación y nacimiento y su más confiable documento civil. Los testimonios elogiados de Bolívar sobre el Capitán Canelón. Partes de Batallas donde participó Rudecindo Canelón y la nota necrológica suscrita por Antonio Muñoz Tebar, Secretario Interino de Guerra, publicada en la “Gaceta de Caracas”, el 28 de marzo de 1.814.
Como testimonio de significativa índole internacional, el parte suministrado por la historiadora borinqueña Raquel Rosario, que alude al presidio cumplido por el heroico paladín tocuyano, en el represivo Penal El Morro (Puerto Rico) donde la crueldad de las autoridades españolas, recluían a sus opositores de allende los mares. Rudecindo Canelón, nació en El Tocuyo, el 2 de marzo de 1.788. era hijo de Don Gerónimo Canelón y de Doña Rosa Escalona, ambos vecinos de la Ciudad Madre.
La vida heroica y la hazaña imperecedera del Capitán Rudecidno Canelón, ya fueron plasmadas en páginas de eternidad, por el ígneo verbo de Don Eduardo Blanco, quien tiene para el legendario héroe tocuyano, esta veraz y asombrosa alabanza: “Adrian Blanco, Jugo, Meza y Canelón, predestinados al martirio, de quienes la tradición apenas guarda la memoria, pero a quienes debió la libertad hechos preclaros y titánicos” (Blanco, Eduardo Venezuela Heroica, pág. 50).
La ínclita trayectoria de este prócer regional la podemos seguir con puntualidad, porque su nombre lo citan con orgullo documentos memorables, uno de ellos calzado con la descollante firma de nuestro Libertador. Si apreciamos bien la prestancia y valía de los héroes a cuyo lado, haciendo par y compañía, formaba fila el Capitán Canelón, no hay duda en afirmar que actuaba inspirado por el mismo fuego y profundo ideal patriótico de Ribas, de Urdaneta, de Montilla, de Soublette, de Rivas Dávila y de tantos invencibles paladines, con cuyo singular heroísmo se forjo la libertad de nuestro pueblo.
Es el excelso verbo del Libertador que menciona su nombre en el marcial campo de Araure: “El Mayor Manrique que dejando su soldados tendidos en el campo, se abrió paso por en medio de las filas enemigas con solo sus oficiales Planas, Monagas Canelón, Luque, Fernández, Buroz y pocos más cuyos nombres no tengo presentes y cuyo ímpetu y arrojo publican Niquitao, Barquisimeto, Bárbula, Las Trincheras y Araure (Bolívar, Simón.
Discurso pronunciado en el Templo de Francisco, Caracas, 2 de enero de 1.814)
Estaba señalado que la cita fatal del Capitán Rudecindo Canelón, sería en La Victoria, donde el decoro de la patria y el abnegado sacrificio de la juventud universitaria, dieron tan impetuosas pruebas de valor acendrado y de heroísmo incomparable. Decidido, tras incruentos esfuerzos, el glorioso triunfo, corona de las armas patriotas, con la reciedumbre varonil y el bizarro temple castrense de José Félix Ribas, de Mariano Montilla y del inmolado de esta inmortal jornada Rivas Dávila, se encomienda a Canelón de orden del Comandante en Jefe de la formación en batalla, la riesgosa misión de perseguir a Boves, que huía acobardado, al galope de su siniestra caballería, para evadir el acoso pertinaz a que estaba sometido a cargo de la persecución del ejercito patriota.
Pero, al dominar las alturas de Pantanero (La Victoria), casi al dar alcance al feroz asturiano, rinde su vida esclarecida el egregio prócer tocuyano quien en la vindicadora comisión postrera, puso por entero su prodigiosa pasión de libertad y el acerado temple de su espada gloriosa, en tantas hazañas heroicas, que le dan su nombre testimonio imperecedero de patriotismo y libertad.
Bienaventurados sean los pueblos que no se olvidan de sus hijos ilustres!