Un reciente estudio de la Universidad de Toronto (Canadá) publicado en la revista Journal of Experimental Psychology: General revela que si escuchamos latir un corazón rápido –incluso si el latido no es nuestro pero creemos que sí lo es- nuestro comportamiento cambia.
Concretamente, un corazón acelerado nos lleva a mostramos más predispuestos a combatir la injusticia, así como a invertir tiempo en ayudar a los demás y defender causas que consideramos moralmente justas.
También tendemos a ser más honestos y menos egoístas cuando notamos que nuestro corazón se desboca, según comprobaron los autores del estudio en un experimento, que revela que los juicios morales que emitimos sobre lo que sucede alrededor se ven influenciados por el ritmo del latido cardíaco.
Los autores sospechan que un corazón acelerado es percibido como una señal fisiológica de angustia, y que por lo tanto nos invita a “hacer lo correcto” para sentirnos mejor.
Las conclusiones guardan relación con estudios previos de la Universidad de Chicago (EE UU) que sugerían que ligamos nuestra percepción inconsciente de los niveles de amenaza y seguridad al latido cardíaco. Y que el nervio vago, que comunica el cerebro y el corazón. y nos hace responder con una aceleración del latido cardíaco ante una posible amenaza.
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