Estados Unidos negó el jueves haberse pronunciado esta semana sobre asuntos internos de Venezuela y calificó como desproporcionada la reacción del país sudamericano a unos comentarios previos emitidos por el Departamento de Estado.
La portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, describió a sus comentarios del jueves como «simplemente enunciando lo que nosotros entendemos que dice la constitución venezolana. Es un asunto diferente a la pregunta de si el presidente (Hugo Chávez) puede gobernar durante su mandato».
Nuland salió al frente al comunicado emitido la víspera por la cancillería venezolana, que describió sus comentarios del martes como una «nueva y grosera injerencia del gobierno de Washington en los asuntos internos de Venezuela».
«Creo que lo que dije fue interpretado allí de manera desproporcionada», dijo Nuland durante la conferencia de prensa que ofreció el jueves.
«Lo único que quería decir es lo siguiente: si el presidente Chávez queda incapacitado permanentemente para gobernar, la constitución venezolana en ese momento requiere (celebrar) una elección para elegir a un nuevo presidente. Si esas condiciones llegan a darse, esperamos que la constitución venezolana se respete».
Chávez fue reelegido en octubre para un nuevo sexenio, pero partió a Cuba el 8 de diciembre y no se juramentó para iniciar el nuevo mandato el 10 de enero, fecha señalada por la Constitución.
La Asamblea Nacional, controlada por la mayoría oficialista, pospuso indefinidamente la toma de posesión y el Tribunal Supremo confirmó esa decisión, pese a las quejas de la oposición.
Chávez arribó el lunes a Venezuela en medio gran hermetismo, tras pasar 70 días en La Habana donde fue sometido el 11 de diciembre a una compleja operación por la reincidencia de su cáncer.
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