#Opinión: La red de Instituciones Larenses… ¡en acción! Por: Maximiliano Pérez

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“Verdades históricas”

“La soberanía del pueblo no es ilimitada pues debe circunscribirse a los términos que le designa la justicia y lo derechos de los individuos”.
Francisco Javier Yánez

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Sócrates, animando a sus discípulos a practicar la continencia en cuestiones de comida, bebida, sexualidad y sueño, resistencia a frío, calor y fatiga y, habiéndose enterado que uno de ellos se entregaba sin freno a tales cosas, le dijo: “Dime Aristipo, si tuvieras la obligación de educar a dos jóvenes, a uno de ellos para hacerlo capaz de mandar y al otro para no tener jamás que hacerlo, ¿cómo educarías a cada uno de ellos? ¿Quieres que comencemos nuestra investigación por la comida, como por cuestión elemental? “Si», respondió Aristipo, «porque me parece que la alimentación es lo primero, que sin ella no hay animal que pueda vivir”. ¿No es, pues, verosímil que, llegada la hora de comer, los dos tendrán ganas de echar manos a los alimentos?”. “Es bien verosímil”, contestó. “Ahora pues: ¿a cuál de los dos habrá de posponer dar gusto al vientre para atender a un negocio urgente? Indudablemente al que está destinado a mandar, ¡Por Júpiter! Para que así los asuntos de la ciudad no queden sin hacerse durante la digestión”. “Y cuando se trate de beber, dijo, ¿no será aquel mismo a quien acostumbramos a aguantar la sed? “Ciertamente” contestó.

“si hace falta dominar el sueño, acostarse tarde, levantarse temprano, velar, ¿a quién lo prescribiremos?”. “Al mismo, una vez más, contestó. “Pues bien: ¿a cuál de los dos enseñaremos a ser continentes en cosas de amor, de manera que no le estorben la acción en caso de necesidad? “Siempre al mismo”. “Ahora pues: ¿a quién acostumbramos a no huir a los trabajos sino aceptarlos voluntariamente?”. “Esto también al que esté destinado a mandar”, contestó. “Y ¿a quién convendrá mejor la ciencia de dominar a los adversarios?”. “Ante todo, ¡por Júpiter!”, al educado para mandar; que las demás enseñanzas, sin esta, fueran de ningún provecho”. “Y ¿no te parecerá que hombre educado así está mucho menos expuesto a dejarse atrapar por los adversarios que los demás animales? Porque algunos de ellos, como sabes, son tan golosos que, a despecho de su extremada timidez, son atraídos hacia el cebo por el deseo de comer, y, así son cazados. Mientras que a otros se les caza por bebida. “Así es en verdad”, dijo Aristipo. “Otros animales, victimas de su ardor amoroso, cual las perdices y codornices, atraídos por la voz de la hembra y por el apetito y esperanza de los placeres sexuales, pierden el conocimiento de lo peligroso y caen en las trampas”. Y Aristipo vino en ello. “y no te parecerá, según esto, que es una vergüenza para el hombre que le suceda lo que a los más irracionales de los animales Por el trabajo y el sudor del hombre, viene por lo regular el dinero a casa; por la economía de la mujer se distribuye en lo necesario. El buen régimen en estas operaciones acarrea la felicidad a las familias; el malo, la ruina y la perdición (…) (Fuente: Clásicos Jackson-Socráticas- Ciropedia- Economía- Pág. 33-34- 148).
Dice Manuel Pernaut Ardanaz, en su obra Teoría Económica – Tomo II, página 393 (…) Es evidente que el progresivo decrecimiento en la rentabilidad, tiende a reducir las ventajas absolutas o relativas que poseen diversos países.

Un Coste creciente de producción – rendimiento decreciente – implica una ventaja también progresivamente decreciente.
Un coste decreciente – rendimiento creciente – implica una ventaja progresivamente creciente.

La existencia de costes crecientes es la que impide la perfecta y total especialización internacional de las producciones. Aun lo países más desventajados, naturalmente, en una producción, tendrán ocasión de obtener de ella algunas cantidades, pequeñas; aquellas que impliquen todavía un coste decreciente de producción para los primeros volúmenes cosechados o fabricados. Mientras que el país más privilegiado en un ramo productivo, no podrá sin embargo forzar tan allá la producción, que suba demasiado por la curva de costes crecientes (…)

La economía de los países está sujeta a leyes que actúan cíclicamente y los pueblos olvidan épocas pasadas; allí es donde se enaltece la “Red de Instituciones Larenses” por su demostrado talento probo; tan necesario para el logro del crecimiento ético y moral; de la fortaleza de los principios y valores que cimienten y estimulen el desarrollo del país basado en la defensa de la Constitución y las leyes vigentes

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