No hay cupos para nuevos ingresos: Lara necesita más escuelas para atención de niños y adolescentes autistas

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Ser diferente es algo común… una frase para recordar que las personas especiales no deben ser discriminados
Estudios demuestran que por cada 250 niños nacidos, uno tiene algún trastorno del espectro autista, que pueden tipificarse en leve, moderado y severo.

Dentro de estas clasificaciones también se encuentra el Síndrome de Asperger, un tipo de autismo menos severo.
Monserrat González es pionera en la educación especial a niños y jóvenes con este tipo de diagnóstico, y desde hace 16 años trabaja para ofrecer una mejor educación a estos pequeños.

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Un logro fue la construcción del Centro de Atención Integral a Personas Autistas (Caipa), que debido al proceso de transformación, ahora lleva el nombre de Escuela Primaria Bolivariana para la Diversidad Funcional en Autismo.

“En la parte administrativa seguimos como Caipa y durante este proceso de cambio aún tenemos a varios niños en el turno vespertino con atención integral. En las mañanas sólo es escuela”, explicó.

Mencionó que cuentan con 20 aulas, 11 de ellas para pequeños con trastornos del espectro autista, y en cada una la matrícula es de cuatro a cinco niños, debido al tipo de atención que deben proporcionarles, para un total de 152.

“En el estado Lara se requieren muchas más escuelas de este tipo porque nosotros no estamos en capacidad de aumentar la matrícula y, por ahora, no tenemos cupo para nuevos ingresos”, dijo Monserrat González.

En este sentido, indicó que al menos en cada municipio de la región debería existir una institución de este tipo y en Iribarren al menos deberían construir una más.

“Yo estuve 10 años presentando el proyecto a varios gobiernos y debo agradecer al único que apoyó a estos niños y demostró una gran sensibilidad: el exgobernador Luis Reyes Reyes”, aseveró González.

Recordó que hace 16 años comenzó con la educación a niños con autismo en Barquisimeto y, ahora, a pocos meses de jubilarse, se siente satisfecha porque en la actualidad cuentan con un equipo de 60 personas capacitadas para la atención de estas personas.

“Sin embargo necesitamos más porque muchos están sin educación por falta de capacidad”, agregó.

Recordó que comenzó en una aula prestada en el antiguo IEE, con 42 niños que nadie quería atender, a los meses tuvo el apoyo de una auxiliar que envió el Ministerio de Educación. Así comenzó su transcurrir por la senda de la formación a niños autistas.

La institución que dirige trabaja de forma conjunta con las escuelas regulares para fomentar la integración de los niños. Cuando el paso está dado, un organismo oficial que depende del Ministerio de Educación se encarga de hacer un seguimiento a cada caso.

“Ellos necesitan tener personas en quien confiar para entender un mundo que se vislumbra contradictorio. Y nunca deben ser tratados como locos o incapaces”, precisó González.

Padres atentos

“Los padres siempre tienen el instinto de saber si algo diferente está pasando con su niño”, aseveró Monserrat, puesto que aún existen niños que no son diagnosticados de forma temprana y, mientras más tarde sea, su integración se dificultará.

Mencionó que en ocasiones los padres observan que su hijo no habla a los cinco años de edad y dicen: su papá habló a los siete, no hay problema.

“Pero la realidad es que deben buscar ayuda, no deben temer hacerlo. Visitar a un neuropediatra, psicólogo o psiquiatra, quienes les ayudarán con el diagnóstico”, expresó González.

Estimulación sensorial

Una parte de la educación básica para quienes tengan algún trastorno del espectro autista es la estimulación sensorial.
Aunque con la transformación del Caipa a Escuela Primaria Bolivariana para la Diversidad Funcional en Autismo, el área de estimulación sensorial se eliminó en cuanto a las hidroterapias, entre otras técnicas.

Sin embargo, como explicó la profesora Monserrat González, estas personas se les deben estimular sus sentidos con trabajos manuales y masajes.

Por ejemplo, al momento de realizar el reportaje, uno de los niños se encontraba en taller de manualidad para hacer una piñata.

“Al tocar la pega (engrudo) siente una sensación desagradable, no le gusta ni está acostumbrado, pero poco a poco va cediendo y empieza a disfrutar estas actividades”, explicó González.

De esta manera, y con otras técnicas, los niños comienzan a mostrar un mejor desenvolvimiento en sus actividades diarias.

Ser diferente es algo común

Monserrat González recordó que la integración debe ser la meta porque ser diferente es algo común, sin importar una condición o enfermedad. Cada persona muestra diversidad en sus pensamientos, formas de actuar, sentir e incluso sus gustos.

Recordó que para evaluaciones sobre algún tipo de condición especial en un niño, sus representantes pueden dirigirse a los Centros Diagnósticos, de Orientación y Seguimiento para la Diversidad Funcional.

Uno de ellos está en Cebanel, institución que se encuentra ubicada frente a la Unidad Educativa Braille, en la urbanización Patarata.

En la calle 53 entre 16 y 17 se encuentra otro centro diagnóstico, como también en el Centro de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda.

En Palavecino y en el municipio Torres también pueden conseguir este tipo de institución.

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