Tal vez no sea una sorpresa, dado que 2012 fue un año electoral en Estados Unidos, pero las películas favoritas a los Oscar tienen un fuerte componente político que podría haber influenciado la carrera por los mayores premios de Hollywood.
Coincidencia o no, las críticas que los defensores de un mayor control al porte de armas vertieron sobre la sangrienta «Django desencadenado» y las discusiones sobre la tortura que empleó la CIA, según «La noche más oscura», han alimentado agrios debates políticos.
Pero, obviamente, el filme más político en carrera por la gloria de los Premios de la Academia el domingo próximo es «Lincoln», de Steven Spielberg, elogiado entre otros por ex presidente Bill Clinton durante una sorpresiva aparición en los Globos de Oro el mes pasado.
El episodio fue curiosamente similar al tipo de apoyos que Estados Unidos estuvo presenciando durante el año pasado, cuando Barack Obama y Mitt Romney peleaban por la Casa Blanca, con la diferencia de que en este caso el sujeto era una película.
«Una dura batalla para impulsar una ley en una Cámara de Representantes fuertemente dividida», dijo Clinton. «Para ganar, el presidente necesitó llegar a muchos acuerdos desagradables… No sé nada de eso», agregó irónicamente.
El ex presidente bromeaba sobre la trama de «Lincoln», en la cual el decimosexto presidente estadounidense busca el apoyo del Congreso para implementar la 13a enmienda de la Constitución, que puso fin a la esclavitud.
«Lincoln» va a la 85a edición de los Premios de la Academia con la mayor cantidad de nominaciones (12), pero aún a pesar del apoyo de Clinton no tiene una victoria asegurada en lo que se ha convertido en uno de los Oscar más impredecibles de la historia reciente.
El thriller político «Argo», que prácticamente ha ganado todos los premios pre Oscar de la temporada, narra la verdadera historia de cómo la CIA, con la ayuda de Hollywood, rescató a seis diplomáticos estadounidenses ocultos en la embajada de Canadá en Teherán durante la revolución iraní en 1979.
El desastre diplomático de Estados Unidos podría haber sellado definitivamente el destino del entonces presidente demócrata Jimmy Carter.
Recordarle a los votantes estadounidenses aquella debacle tal vez no ayudó demasiado a los demócratas el año pasado, aunque la película se focaliza en la audacia del operativo de la CIA y hace quedar sorprendentemente bien a Carter.
Un filme nominado al Oscar que definitivamente sirve a la imagen del presidente demócrata Barack Obama es «La noche más oscura», la historia de Kathryn Bigelow sobre los 10 años de cacería del jefe de Al Qaida Osama Bin Laden.
De hecho, el riesgo de que fuera considerada propaganda política era tal (tiene su clímax en el mayor triunfo militar de Obama: la redada en el refugio de Bin Laden en Pakistán), que la película se estrenó después de las elecciones del 6 de noviembre.
Pero luego se desató un furioso debate por su descripción de las «técnicas mejoradas de interrogatorio» -o tortura-, y específicamente sobre el rol que éstas jugaron en el rastreo de Bin Laden.
El jefe de la CIA y numerosos legisladores criticaron el filme por hacer suponer que la tortura fue clave para hallar a Bin Laden, una acusación que la oscarizada Bigelow ha desmentido repetidamente.
«Creo que Osama Bin Laden fue hallado gracias a un ingenioso trabajo detectivesco. La tortura fue, no obstante, y como todos lo sabemos, empleada durante los primeros años de esa cacería. Esto no significa que haya sido la clave», afirmó la directora.
Como sea, el debate puede haber ensombrecido las posibilidades de la película de ganar el Óscar, porque los votantes de la Academia podrían resistirse a dar su voto a un filme tan político.
No obstante, la controversia política más obvia llegó de la mano de «Django desencadenado», de Quentin Tarantino.
Con la firma característica del director, la película sobre un esclavo liberado por un cazador de recompensas en los años previos a la Guerra Civil se compone de casi tres horas de sangriento caos.
Días antes de su estreno, la masacre de 20 niños en una escuela en Newtown, Connecticut (este), llevó a los estadounidenses a debatir nuevamente el tema de la violencia en el cine, lo que llevó al director a posponer una semana el lanzamiento de su filme.
El director Spike Lee calificó la película de «irrespetuosa». Se canceló la alfombra roja y una serie de muñecos que representaban a los personajes emblemáticos del filme fueron retirados del mercado. Luego, su reventa fue prohibida en eBay, que los consideró «ofensivos».
Tarantino, que está acostumbrado a defender la violencia de sus películas, dijo a la radio NPR: «Sí, estoy muy fastidiado». La película no tiene nada que ver con la masacre en la escuela, afirmó.
«Esto es irrespetuoso para su memoria (de los niños). El tema debe ser el control de armas y la salud mental», dijo Tarantino. Pero, aún a pesar de estos argumentos, «Django» redujo súbitamente sus posibilidades de ganar el Oscar.