En el mes de julio, cumpliría 20 años de sacerdote. La muerte violenta del padre diocesano José Ramón Mendoza Castillo, párroco de la iglesia San Juan Evangelista, de la urbanización Brisas del Obelisco, ubicada en el oeste de Barquisimeto, causa consternación entre quienes fueron sus feligreses. La comunidad y el clero, por igual, están de duelo.
Ayer, las puertas del templo católico estaban abiertas, sólo que para esperar el cadáver de quien se había convertido en pieza clave dentro de la familia de creyentes. El lugar donde celebró su última eucaristía, el pasado domingo a las 10.00 am, fue utilizado para el velorio en el cual elevan oraciones por el descanso de su alma.
Carismático, siempre dispuesto a servir al prójimo, son algunos de los mejores recuerdos que permanecen en las mentes de sus seres queridos: el pueblo de Dios. Aunque la capilla tiene más de 30 años de construcción, fue hasta hace cuatro años, gracias a la colaboración y esmero del padre José Ramón, como logró pasar de vicaría a parroquia, recordó el diácono Néstor Crespo, uno de los fundadores de dicha comunidad.
“El principal aporte que hizo nuestro sacerdote, fue lograr el nombramiento de la parroquia; antes dependíamos de la iglesia Santísima Trinidad, de la comunidad Pueblo Nuevo, ubicada a poca distancia de aquí. Teníamos muchos años sin sacerdote y él había logrado cambiar esa realidad. Se nos fue un gran servidor de la Iglesia”, comentó.
Consagrado a Dios por entero
Su compañero de sacerdocio, padre Pedro Alvarado, párroco de la iglesia San José Obrero, recordó cómo el 3 de julio de 1993, recibió de manos de monseñor Tulio Manuel Chirivella, arzobispo emérito de la Arquidiócesis de Barquisimeto, la orden que también está contemplada entre los sacramentos de la Iglesia Universal.
Y fueron sus compañeros, justamente, el padre José Ramón González (+) y el padre Rafael Chávez, párroco de la iglesia Sagrada Familia, del barrio San Francisco, también en el oeste de la ciudad. El Dios Trino celebró una fiesta en el cielo aquel día con la ordenación sacerdotal de tres hijos. El mismo gozo que probablemente colmó al Padre, este 17 de febrero, cuando recibió en su seno a uno de ellos.
“Fue un gran amigo y compañero de estudios en el seminario. Como sacerdote, fue un hombre muy servicial, dispuesto a ayudar a los demás.
Sé que con amor y empeño levantó la parroquia Nuestra Señora de Lourdes (Los Crepúsculos-parroquia Unión) y con todo su corazón, entrega y el entusiasmo que lo caracterizaba, hizo crecer la capilla San Juan Evangelista”
Desde su presencia en la capilla, se consolidaron los movimientos de apostolado donde los laicos experimentan un verdadero encuentro con Jesucristo, eterno y Sumo sacerdote.
El templo cobró vida a través de las celebraciones eucarísticas, bautizos, matrimonios, confesiones, misiones, entre muchas obras de misericordia de la que dan fe los hombres y mujeres de la parroquia.
Consuelo del cielo
Aunque, una vez más la inseguridad arrebata la vida de una persona noble y, en el caso del sacerdote asesinado, tiene relación con el pasaje bíblico:“…ningún profeta es bien recibido en su patria, Lucas 4, versículo 24, por la forma en la cual la delincuencia acabó con uno de los principales difusores del Evangelio de la Arquidiócesis, existe una promesa divina que brinda fortaleza a la feligresía.
La promesa está en el libro de Filipenses, capítulo 3, versículos 20-21: “Nosotros tenemos nuestra patria en el cielo, y de allí esperamos al Salvador que tanto anhelamos, Cristo Jesús, el Señor. Pues él cambiará nuestro cuerpo miserable usando esa fuerza con la que puede someter a sí el universo, y lo hará semejante a su propio cuerpo, del que irradia su gloria”.
Hoy, a la 1.30 de la tarde, será la misa de despedida, en la parroquia San Juan Evangelista, ubicada en la avenida principal de la urbanización Brisas del Obelisco, en las cercanías del estadio de béisbol Antonio Herrera. Gutiérrez. La eucaristía la presidirá el arzobispo de Barquisimeto, monseñor Antonio López Castillo.
Busco su santificación
Monseñor Antonio López Castillo, arzobispo de Barquisimeto, declaró acerca de la loable misión sacerdotal que llevó a cabo el padre José Ramón Mendoza Castillo, destacando su siempre disposición en servir el prójimo.
“Buscó su santificación y la del pueblo. Sus feligreses le acompañaron en la ampliación del templo, en la ahora parroquia San Juan Evangelista. Lo mismo hizo en la parroquia Nuestra Señora de Lourdes en el barrio Los Crepúsculos”, sostuvo.
También mencionó las duras pruebas que soportó como fue la muerte de sus padres y, la más reciente pérdida, la de su hermana “ a quien quería tanto” y falleció en un accidente de tránsito, hace catorce meses.
“Era un hombre muy organizado que supo llevar el mensaje de Dios a todos: chicos y grandes. Estamos de luto por su partida pero confiamos que nuestro Señor Jesucristo lo ha recibido con los brazos abiertos”, finalizó.
Excelente pastor
Por su parte, Yajaira Mujica, una de las feligreses de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, explicó que lo conoció cuando apenas estaba recién ordenado: “estuvo nueve años con nosotros en Los Crepúsculos y siempre demostró una excelente labor sacerdotal.
Siempre cuidó de todos los detalles: desde los ornamentos o vestimenta que llevaría puesta en cada celebración, hasta los arreglos y mejoras para los templos, sin olvidar, su constante esmero para la conversión de las almas”, expuso la laica.