El presidente de Ecuador, Rafael Correa, reelegido de forma contundente el domingo en primera vuelta, espera haber obtenido una mayoría absoluta en el Legislativo para avanzar en su proyecto de revolución ciudadana.
Correa logró un segundo mandato de cuatro años con 56,9% de los votos frente a 23,6% del banquero Guillermo Lasso, según el escrutinio del 58,5% de las actas por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE).
El organismo no precisó aún cuándo se conocerá la conformación de la Asamblea Legislativa, un proceso más complejo debido a los métodos adoptados para la asignación de los 137 escaños, pero encuestadoras privadas como Cedatos-Gallup y CMS estiman que la votación de Correa permite pensar que también se asegurará una mayoría absoluta en el Congreso.
«La revolución ciudadana ha triunfado en una sola vuelta, y muy probablemente obtendremos una amplia mayoría en la Asamblea», señaló el mandatario tras su victoria.
Durante la campaña, en la que su favoritismo nunca estuvo en duda, Correa se enfocó en promover a sus aspirantes al Parlamento, donde el oficialista Alianza País (AP) tiene actualmente el principal bloque, sin alcanzar la mayoría absoluta.
El presidente estima crucial consolidar ese dominio para sacar adelante proyectos pendientes con los cuales busca «radicalizar» su proyecto, alineado con el socialismo del siglo XXI del mandatario venezolano Hugo Chávez, aunque de manera más moderada.
Por lo pronto, los comicios del domingo marcaron la emergencia de una nueva figura política: Lasso, quien saltó al ruedo recién en esta campaña y se autoproclamó como el nuevo líder de una oposición, que llegó atomizada con siete aspirantes presidenciales.
«De cero nos hemos convertido en la segunda fuerza política del Ecuador. Y ahora que tenemos ya más de una cuarta de la población apoyándonos, no dudo, nos convertiremos en la primera fuerza política del país», sostuvo Lasso.
De hecho, en su discurso del triunfo Correa aseguró que la derrota de candidatos como el derrocado exmandatario Lucio Gutiérrez (2003-2005) y el magnate Alvaro Noboa supone el «entierro de la partidocracia», con lo cual queda en el escenario «una derecha ideológica».
«Tenemos que organizarnos mejor porque las fuerzas que se oponen a este proyecto se van a ir organizando cada vez más para detenerlo», lanzó Correa en el festejo con miles de simpatizantes, y sentenció: «si no cambiamos ahora a Ecuador, no lo cambiaremos nunca».
Hasta ahora, la falta de mayoría absoluta en el parlamento ha obstaculizado al gobierno la aprobación de algunas normas, como la ley de comunicación, que plantea un nuevo reparto de frecuencias de radio y televisión y más regulaciones.
Esa ley es impulsada por el oficialismo en el marco de una pugna que Correa mantiene con un sector de la prensa privada, a raíz de la cual ONG internacionales lo acusan de atentar contra la libertad de expresión.
«Vamos a tratar de hacer que ésta sea una prensa honesta, porque aquí hay prensa corrupta que está en manos de unas cuantas familias que creen que pueden decir lo que quieran porque tienen una imprenta», advirtió el mandatario tras ser reelecto.
Santiago Basabe, politólogo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), considera que, además de esa ley, una mayoría legislativa le permitirá al mandatario sacar adelante reformas penales, una ley de aguas que lo enfrenta con un sector indígena y otra que prevé una redistribución de tierras.
«Esto nos llevaría a la probabilidad de una nueva consulta para reformar la Constitución, con miras a ampliar el período presidencial o implantar la reelección indefinida», declaró Basabe a la AFP, si bien Correa es enfático en que su mandato finalizará en 2017 y luego se irá del país, a Bélgica, la tierra de su esposa.
«Lo ha dicho muchas veces, pero en política los escenarios cambian y la natural ansiedad del poder puede variar eso», subrayó el analista.