Sentirse orgulloso
Otto Acosta
Ver desde las alturas del cerro El Manzano esa explosión de fuegos artificiales cuando a medianoche en Barquisimeto se despide al año viejo y se recibe el nuevo, es vivir la intensidad de un espectáculo lleno de luces, colores y ruidos que vibran al abrirse en el aire con la gracia y la soltura de un abanico.
Es indudable que detrás de la elevación de esa sonora policromía nocturna está la fuerza de los habitantes de Barquisimeto, abrazándose, compartiendo en familia y deseándose un año feliz. Es la expresión de un pueblo que sin distinciones sociales, vestido de esperanzas, siempre aguarda palpitando en corazón, mente y alma con clara demostración de fe.
Días después, el 14 de enero, esa fe es infinita. Desde la vecina aldea de Santa Rosa el pueblo en procesión acompaña a su Virgen milagrosa, la Divina Pastora, con multitudinaria presencia. No importa saber cuántas personas participan, lo importante es ver y palpar como gloriosamente Barquisimeto se llena de gente de todas las edades y clases.
Ese día la multitud de fieles devotos caminan con pasos seguros, miradas francas y oraciones en fervorosa travesía de ruegos y agradecimientos. Toda la atención del país está sobre la capital del estado Lara, ciudad de esperanzas que hace 157 años, en espontáneo acto de fe, creó este monumental acercamiento de paz en torno a la Divina Pastora.
También en enero, este año, se vio en Barquisimeto otra masiva participación humana. Fueron los amigos del deporte quienes con total presencia en las tribunas del Estadio Antonio Herrera Gutiérrez dieron vuelo triunfador a su equipo de béisbol, Cardenales de Lara, en el campeonato en la Liga Profesional. Cabe agregar que es justo aplaudir a estos aficionados cardenaleros, guiados por un buen animador de la locución interna, cuyo comportamiento al aupar con apasionadas arengas a los “pájaros rojos”, no expresó descalificaciones ni ofensas hacia el club contendor visitante.
Este equipo Cardenales de Lara, nacido en Carora hace 70 años, desde sus tiempos en condición de amateur supo triunfar en campeonatos locales, estadales y también en eventos de categoría nacional. Recibió apoyo del emprendedor deportista caroreño don Antonio Herrera Gutiérrez, y de su mano incursionó en el ámbito profesional a partir del año 1962, primero en una liga de Occidente y luego, desde 1965, en una del Centro, expandida ésta a ocho clubes de diversas regiones del país.
En su historial dentro del profesionalismo, los Cardenales de Lara han logrado cuatro títulos de campeón, el primero el 29 de enero de 1991 con un inspirado elenco dirigido por Domingo Carrasquel que hizo vibrar a los larenses celebrando inolvidable fiesta. Entre vaivenes de buenas y malas temporadas, este equipo ha sido fiel a su público, ha permanecido en Barquisimeto, inicialmente en el viejo Estadio Olímpico Lara y después en su actual sede, que ahora es una instalación pequeña para el creciente espectáculo beisbolero. En sus espacios físicos ya no cabe más gente, debilidad que aumenta cuando corresponde disputar allí series finales.
De modo que en este recién culminado mes de enero, Barquisimeto y otros poblaciones de Lara, como es costumbre, celebraron con luces y colores la llegada de un nuevo año bajo emocionados abrazos deseándose lo mejor. Luego, un incalculable número de barquisimetanos y visitantes de diversos lugares del país, y también del exterior, rindieron honores de apoteósica bienvenida a la Divina Pastora. Más tarde los deportistas, a pesar de habérsele escapado la alegría de ver de nuevo campeones a sus Cardenales, en todo momento apoyaron sus actuaciones con la mano abierta del aplauso, reconociéndolos como triunfadores.
Estos auténticos escenarios de masiva presencia del pueblo, de natural rostro y sencillas palabras, hace al larense sentirse orgulloso de las expresiones de su tierra.
