Cuando nos enamoramos, parece que nos olvidamos del mundo y solo vivimos en función de la otra persona.
De repente, un poderoso sentimiento se apodera de nosotros y ya no queremos separarnos de la otra persona.
Incluso, está científicamente probado que cuando nos enamoramos “perdemos el juicio”.
Infobae consultó a Facundo Manes, director de Ineco y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.
-¿Se puede medir científicamente el amor?
El amor, desde el punto de vista neurocientífico, es una experiencia que involucra masivamente los sistemas cerebrales de recompensa. Este sentimiento está íntimamente relacionado con la perpetuación de la especie y, por lo tanto, tiene una función biológica de crucial importancia.
Recién en los últimos años, algunos grupos de investigación han intentado estudiar los correlatos neuronales del amor en humanos. Si bien la nueva tecnología permite obtener imágenes muy precisas de lo que pasa en nuestro cerebro cuando nos enamoramos, debemos ser cautos en la interpretación de muchos de los resultados, ya que solo nos proveen información de una relación entre un área cerebral y el estado de enamoramiento.
-¿Qué efectos y cambios provoca en nuestro cerebro el estado de enamoramiento? ¿Qué mecanismos se activan y por qué?
El amor modifica nuestro cerebro y diversos estudios han demostrado que cuando las personas están profundamente enamoradas, tienen fuertes manifestaciones somatosensoriales: sienten el amor en su cuerpo, en sus mentes, están más motivadas, tienen mejor capacidad para enfocar su atención y reportan ser más felices.
Estudios de neuroimágenes funcionales (una técnica de investigación que permite medir la actividad cerebral) han evidenciado que el amor activa sistemas de recompensa del cerebro y se desactivan los circuitos cerebrales responsables de las emociones negativas y de la evaluación social.
En otras palabras: la corteza frontal, vital para el juicio, se apaga cuando nos enamoramos. Neuroimágenes funcionales muestran que esta desactivación solo ocurre cuando a alguien se le muestra una foto de la persona que lo apasiona y logra que se suspenda toda crítica o duda.
-¿Nuestro cerebro diferencia el amor que sentimos por una pareja del maternal o fraternal?
Aunque el amor maternal y el amor romántico son claramente diferentes, ambos activan áreas similares del cerebro involucradas en la emoción, la recompensa, la motivación y la cognición.
Sin embargo, se observó que una pequeña región en el centro del cerebro, en el Tegmento, llamada PHG, es importante y es más activa para el amor maternal, en comparación con el amor romántico.
Esto, en realidad, tiene sentido porque esta zona PHG está específicamente involucrada en la supresión del dolor endógeno que las personas experimentan cuando tienen experiencias profundas y dolorosas, como el parto. Además, esta área es importante en el sistema de gratificación.