El deseo de todo padre y madre de familia es que sus hijos hagan “lo que es mejor para ellos”. No obstante, parte de la naturaleza humana, incluye el poner los límites a prueba, Como padres, es importante recordar que el propósito es el de formar personas con juicio crítico, hombres y mujeres responsables, que tomen decisiones de carácter firme.
Algunos principios que deben tener en consideración, como padres:
1. Resistencia: No espere que sus hijos reciban los límites con agrado. La disciplina quiere decir postergar “mis” deseos, por alcanzar un bien mayor.
2. Constancia y firmeza: Tenga paciencia suficiente para mantener los límites constantes y firmes.
3. Afecto: Disciplinar es, en realidad, un acto de amor. No se centre únicamente en lo que “no hay que hacer”. Celebre alegremente sus logros. Sea cariñoso. Y ponga límites a lo negativo, desaprobándolo.
4. Funcionamiento familiar: La familia y la forma en la que las personas se relacionan ahí es el primer ejemplo que los hijos observan. Ellos repetirán lo que ven en casa.
Un berrinche es la falta de respeto ante la autoridad. Puede manifestarse por llantos, gritos, portazos o escenas públicas.
El mejor consejo para los padres, es mantenerse neutrales y permanecer firmes en las decisiones tomadas. Ser papá quiere decir que a veces uno no puede ser muy “popular” ante los hijos. La disciplina y el respeto se deben inculcar desde la infancia. Si sus hijos ya son adolescentes y no han recibido estas habilidades, o usted siente que necesita recuperar tiempo perdido, considere lo siguiente:
¡Nunca es tarde!: Todo esfuerzo por ser personas de influencia sobre los hijos es extremadamente valioso, en cualquier edad. Asuma su papel de autoridad y ejemplo: La comunicación y el afecto serán imprescindibles, Recuerde que la firmeza y el cariño casi nunca tienen un “premio inmediato”, pero son necesidades humanas que solo usted, como papá o mamá, puede brindar a sus hijos.
Los castigos físicos, en la adolescencia, deben sustituirse por la enseñanza de la responsabilidad y la colaboración, así como de la retribución, si se hizo algún daño. Permita que los adolescentes asuman y enfrenten las consecuencias de sus actos. Procure respirar hondo e intentar corregir con calma. La corrección de los hijos no debe ser un desahogo emocional de los padres.
La formación espiritual y la adquisición de valores en los hijos también constituyen un beneficio disciplinario fundamental.
En todo, dé el ejemplo a sus hijos.