Hasta hace dos años la escuela básica media jornada Los Portones, en la parroquia Fréitez del municipio Crespo, funcionó en un rancho de barro cedido provisionalmente por un vecino, preocupado ante la necesidad de que unos cuantos niños campesinos dejaran de recibir la educación que la Constitución contempla.
Ante la necesidad de su vivienda, padres y representantes de Los Portones, Canelita Abajo, Aguas Calientes y otros caseríos de la zona se unieron y, con algunas colaboraciones de particulares, hicieron otro rancho de barro y cinc para que la escuelita siguiera funcionando.
Del movimiento Crespo Activo recibieron unos pupitres y también gracias a abnegados docentes, quienes, sorteando dificultades, convirtieron aquel rancho en espacio digno para quienes viven en el rural pero tienen derecho a estudiar.
Todos pensaron que aquello sería provisional y en poco tiempo desde la Alcaldía de Crespo, Gobernación de Lara o FEDE les construirían una verdadera escuela.
Lamentablemente se han quedado esperándola luego de dos años y los dos docentes que imparten desde preescolar a sexto grado, así como educación física, siguen cumpliendo su sagrada misión, aunque les falta de todo, como manifestó Deibi Romero, uno de ellos.
Las débiles paredes de barro se han venido cayendo, faltan pupitres, pizarrones, escritorio, una cancha donde los pequeños puedan hacer educación física, la cocina es un rudimentario fogón y hasta hace pocos días Ana Ramírez, la madre procesadora, cocinaba los alimentos en una parrilla, en el suelo, hasta que se trajo la que tenía en su casa.
Pero la escuelita de Los Portones, donde cursan cerca de treinta niños, porque no hay capacidad para más, tampoco tiene agua, salvo la que recogen cuando llueve gracias a unas canales colocadas en el techo.
Además, falta la sala sanitaria y en tiempo de invierno muchas veces deben suspender las clases por diferentes razones como las goteras existentes en el techo, la falta de paredes o que los alumnos no puedan llegar pues carecen de un transporte, salvo aquellos que se trasladan en burros desde lugares apartados.
La mayoría de ellos deben caminar diariamente hasta cuatro horas de sus casas a la escuelita y de regreso por el interés de aprender y superarse.
Algunas prácticas las hacen al aire libre, mientras no llueve, por falta de espacios adecuados.
Ana Ramírez, quien igualmente es miembro del consejo comunal de Los Portones y representante, informó que ya existe un proyecto para una escuela “con todas las de la ley”, pero no se sabe qué ha pasado pues no se escucha nada al respecto.
Cree que debe estar “arrumado” en alguna gaveta donde hace tiempo la colocó un funcionario a quien poco o nada le preocupan los pequeños del campo del municipio Crespo.
Para Asdrúbal Álvarez, del movimiento Crespo Activo, es dificil de aceptar que en un país petrolero como Venezuela todavía existan niños recibiendo su educación en casuchas como la de Los Portones cuando de manera permanente están ingresando al Gobierno millones de dólares por concepto de crudo.
Hizo un llamado a la alcaldesa Elizabeth de Valecillos y al gobernador Henri Falcón para que se conduelan de esos niños del campo del municipio Crespo y les construyan un verdadero centro educativo donde se sientan cómodos y dejen de recibir clases en tan deplorables condiciones.