Oscar Pistorius, conocido como «Blade Runner» por ser el primer atleta discapacitado en haber participado en unos Juegos Olímpicos el año pasado en Londres, dejó las páginas de deportes para llenar las de sucesos tras matar a su novia en la madrugada de San Valentín.
Estrella en su país, leyenda del atletismo mundial y ejemplo para millones de jóvenes deportistas, Pistorius comparecerá finalmente el viernes ante el Tribunal de Instancia de Pretoria, anunció a la AFP un portavoz de la fiscalía, Medupe Simasika, precisando que la audiencia comenzará a las 09h00 locales (07h00 GMT).
Anteriormente, un portavoz de la policía de Pretoria, Katlego Mogale, había anunciado que Pistorius había sido imputado por un delito de «asesinato», lo que excluía la hipótesis de la muerte accidental tal como se creyó en un principio, cuando se informó que el atleta había confundido a su novia, la modelo Reeva Steenkamp, de 30 años, con un ladrón.
La víctima «fue alcanzada por los cuatro disparos, en la cabeza y en la mano», informó a la AFP Denise Beukes, otra portavoz de la policía, que no excluyó que se hubiesen podido producir más tiros.
La víctima murió en el acto, según la policía.
La portavoz precisó que el arma del crimen es «una pistola 9mm» y que está «registrada a nombre del señor Pistorius».
Otra portavoz anunció a una televisión local que el fiscal tenía previsto oponerse a una liberación bajo fianza, precisando que «ha habido precedentes de denuncias por disputas domésticas en el domicilio del acusado».
«La única persona que nos puede contar qué pasó, es el mismo Oscar», admitió Henke Pistorius, padre del atleta, contactado por teléfono por la AFP.
«En este momento aún no disponemos de mucha información», añadió. «No le he visto, está con la policía y el caso está en manos de las autoridades. Evidentemente estamos conmocionados».
Los investigadores aún no han podido establecer la hora exacta del crimen y la sola certeza es que «la policía fue alertada sobre las 04h00 (02h00 GMT) por algunos vecinos» de la residencia en la que vivía el corredor, un complejo de pequeñas viviendas de dos pisos, rodeadas de palmeras y una valla eléctrica, explicó Beukes.
Pese a que el atleta no escondió nunca su afición por las armas, sus vecinos aún pensaban en un posible accidente.
«Para ser sincero, siempre hubo rumores alrededor de Oscar, pero en la mayoría de ocasiones lo atribuí a su fama. Por lo que sé, es un tipo bueno y bastante desconectado del barrio. Creo que es posible que sea de hecho inocente», confió uno de ellos, Kyle Wood, de 25 años.
Pistorius, el atleta sudafricano conocido como «Blade Runner» por correr con dos prótesis, entró en la historia del atletismo mundial en los Juegos Olímpicos de Londres, al ser el primer campeón paralímpico en participar en las pruebas para atletas sin discapacidad.
El atleta llegó a las semifinales de su prueba favorita, los 400 m lisos.
Semanas más tarde, ganó el oro en esa prueba en los Juegos Paralímpicos. Cuatro años antes, en Pekín-2008, Pistorius ganó tres medallas de oro: en los 100, 200 y 400 metros.
Su notoriedad llevó al canal de pago M-Net Movies a elegirle para su promoción en febrero, con el eslogan «Cada noche es una noche de Oscar». La campaña fue inmediatamente suspendida «por respeto y simpatía para las personas en duelo», anunció el canal sudafricano en un mensaje por Twitter.
Pistorius nació sin peronés y fue sometido a una operación para amputarlo por debajo de las rodillas a la edad de 11 meses.
Pistorius aprendió a caminar con prótesis, y siempre quiso desde su infancia medirse con deportistas válidos. Se decidió por el atletismo a los 16 años, tras haber quedado lesionado en una rodilla jugando al rugby.
Su preparador físico, Jeannie Brooks, explicó a la AFP en agosto pasado que trabajó con Pistorius durante seis meses antes de percatarse que tenía las dos piernas amputadas.
«Cuando empezó era el comienzo del invierno y los chicos venían siempre con pantalones largos. Tenía exactamente la misma velocidad que los otros, nunca puso una excusa para evitar un ejercicio, lo daba todo», recordó el entrenador.
«Trabajábamos duro para mejorar la explosividad y una vez, haciendo un ejercicio, vi que el no bajaba tanto como los otros», rememoró Brooks.
«Le dije: ‘Escucha, tienes que bajar un poco más’ y me respondió: ‘Escucha, esto es lo máximo que puedo hacer’. Le pregunté porqué y el me dijo: ‘Vale, te voy a contar mi historia…».
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