La desesperación y confusión fueron las principales protagonistas que impactaron a miles de conductores en Barquisimeto, durante la mañana de este miércoles.
La causa fue un apagón que los tomó por sorpresa montados en sus vehículos, cuya falla eléctrica dejó sin control los semáforos de la ciudad.
De inmediato se desencadenó un bestial congestionamiento que los dejó atrapados en kilométricas colas.
La situación se presentó pasadas las 11:00 de la mañana y se prolongó hasta casi la 1:00 de la tarde.
Según expertos de la Corporación Eléctrica de Venezuela (Corpoelec) el problema lo ocasionó un incendio de vegetación cerca del caserío Coco e’ Mono, zona rural de Palavecino, el cual averió la transmisión en la línea 230KV, Yaracuy-Cabudare.
El centro de Barquisimeto, la zona este, el oeste y el norte se paralizaron.
Esto significa que no había alternativa para escapar del embotellamiento vial.
Los semáforos apagados imposibilitaron que los conductores de una forma ordenada superaran las esquinas para continuar, o doblaran en las intersecciones.
La falta de electricidad en estos aparatos detuvo el tránsito en la capital larense.
Cada segundo un automóvil se incorporaba a la cola, tomando en cuenta que fue al mediodía cuando se presentó este problema, hora acostumbrada por las personas para trasladarse a sus casas a almorzar, provenientes de sus lugares de trabajo, y para algunas madres que llevan a sus hijos al colegio en carro.
Esto desató un caos en las principales vías rápidas de la ciudad, como la avenida Libertador, la Venezuela, la Lara, Los Leones y la Vargas, entre otras, mientras el centro de la ciudad se mantenía intransitable.
En ese momento los conductores preguntaban a los transeúntes qué estaba pasando, al tiempo que le tocaban corneta al chofer que tenían delante para que avanzara, sin saber que todos estaban afectados por el apagón.
Durante las dos horas que Lara se mantuvo sin electricidad, no se observaron funcionarios de ningún organismo de seguridad en las calles contribuyendo a descongestionar el infernal tráfico.
Busetas quedaron atascadas entre vehículos pequeños que tampoco rodaban, y los camiones conocidos como carga-larga que se desplazan por la avenida Libertador se vieron en la imperiosa necesidad de detener la marcha.
Las motos, que comúnmente se desplazan por los reducidos espacios que quedan entre dos vehículos, esta vez no pudieron realizar esta maniobra, debido a que los carros estaban prácticamente pegados unos con otros, ante la cantidad que superó la normal.
En este sentido, decenas de mototaxistas no pudieron prestarles servicios de transporte a personas que viajaban de pasajeros en busetas y carritos, y que necesitaban llegar a sus destinos, por lo que estos pasajeros quedaron varados, y los mototaxistas gol-peados económicamente.
Varios vehículos, principalmente modelo viejo, sufrieron recalentamiento de motor mientras permanecían en la cola. Debieron ser remolcados y sus dueños manifestaron que para ellos representa un gasto imprevisto por concepto de grúa y por los repuestos de deben comprar para la reparación.
Lo más preocupante en razón del prolongado apagón fue el retraso que tuvieron varias ambulancias con pacientes para llegar hasta el Hospital Central Universitario Dr. Antonio María Pineda, y a otros centros asistenciales de salud de la ciudad.
Por mucho que hicieron sonar las sirenas de emergencia, no lograron abrirse paso en medio del colapso vial.
También se conoció que el apagón interrumpió los chequeos que realizaban a pacientes en laboratorios clínicos, consultorios médicos y clínicas de esta ciudad.
Los productos alimenticios conservados en frigoríficos, charcuterías y carnicerías comenzaron a recibir los efectos del calor por la falta de electricidad en las neveras y cavas industriales.
Lo mismo sucedió con la comida en las neveras de los hogares, la cual comenzó a descongelarse.
Las escuelas, liceos, simoncitos y universidades quedaron a oscuras, y las clases a medias por la falta de electricidad.
Las tiendas de ropa, lencería, bisutería y electrodomésticos del centro de la ciudad debieron hacer una larga pausa durante el apagón.
Luego, al restablecerse el fluido eléctrico, continuaron ofreciendo la mercancía, lo que les generó importantes pérdidas económicas.
Esta misma calamidad pública la sufrieron habitantes de los municipios foráneos.
En el municipio Torres, además del apagón general de la mañana, ocurrió otro a las 6:00 de la tarde de este miércoles.
Es así que Carora y sus alrededores quedaron a oscuras hasta las 9:00 de la noche.
Esta causa conllevó al cierre temprano del comercio en la zona y del servicio de transporte, por motivos de la inseguridad que se ha incrementado en los últimos dos años.
Este miércoles será recordado en Lara como el más caótico en décadas, por el apagón a la hora pico.