Ventana abierta
El disfraz más peligroso del mundo
Para recordar: “Y no es de extrañar, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz.” (2 Corintios 11:17)
Es costumbre, antes o después de la época de carnaval, se hable de la movilización, de los sitios más visitados, de los accidentes y hasta de los disfraces.
No estamos platicando si los disfraces son buenos o malos; paganos o no, eso es otro tema. El peligro de usar disfraces, tiene consideraciones: Por ejemplo, cuando compran el de los superhéroes mundiales (Superman, el Hombre Araña, la Mujer Maravilla, Batman, entre otros), como es de esperarse, un niño o adulto puede adoptar la personalidad del disfraz y no falta el infante que quiera lanzarse por un balcón creyéndose Superman ¿No es alarmante?
El 07 de Febrero de 2013, el diariovasco.com, señaló: “Muchos de los disfraces, máscaras y pelucas a la venta para los carnavales son potencialmente peligrosos porque incumplen las normas de seguridad y calidad establecidas, según advierte la Organización de Consumidores y Usuarios Vascos (OCUV). La combustibilidad, la escasez de orificios de las máscaras, que puede provocar asfixia, o porque llevan elementos tóxicos y pueden provocar reacciones alérgicas son algunos de los peligros”.
Señalamos (en el texto para recordar) cuál es el disfraz más peligroso del mundo, ya que no hay ser humano que lo pueda usar. Este disfraz, es el que usa el mismo enemigo de Dios; el autor del mal; de la muerte y del dolor; tiene más de 6 mil años disfrazado como “ángel de luz”; hasta trató de engañar a Jesucristo, después de esos 40 días de ayuno y oración.
Ese “ángel de luz”, ha cambiado lo bueno por lo malo; nos hace ver las cosas indecentes como decentes. En este momento, creemos que nos podemos comportar, y perdonen la expresión, “como nos da la gana”; cualquiera dice una grosería, una vulgaridad, una mala palabra, “sin que le quede nada por dentro”; sin importarle que esté ante las cámaras de televisión del mundo, cuando esto no era así.
El apóstol, en la Biblia, después que nos advierte sobre Satanás, agrega: “Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan de ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.” (2 Corintio 11:15). Quiere decir que Satanás no está solo, tiene sus ángeles caídos, como ministros; también tiene personas que se convierten en ministros del mal, disfrazados de ministros de justicia.
Por ello vemos con asombro, cómo la polarización del país ha alcanzado dimensiones pavorosas. El trato, de parte y parte no ha sido el más culto posible. Porque, una persona culta es educada, decente, modesta, respetuosa, seria y no necesariamente tiene que haber ido a una universidad.
Hoy, a cualquiera se le llama delincuente, narcotraficante, corrupto, sin ninguna responsabilidad, sin pruebas, como para demandarlo, y el acusador lo hace disfrazado de: “santo”, “justo”, “ángel”, “honrado”, “honesto”, bueno”, y el atacado le contesta: “¡dígame quién lo dice!”… ¿A dónde vamos a llegar?
Lo más peligroso es cuando, uno, alguien, se viste de ovejo (a) y es el mismo lobo o loba; cuando el político, es un torpe, hablador u ordinario; el religioso, es impío, escéptico, deshonesto o depravado.
Otro aspecto de los seguidores de algún “angelito”: Solo ven el disfraz y no lo que está dentro del que lo carga. En ese sentido, la política y la religión se parecen, porque algunos repiten lo que dice el pastor, sacerdote, anciano, evangelista, y no necesariamente lo que dice la Biblia. De la misma forma, algunos repiten lo que dice el político (dirigente, líder) y no lo que dice la constitución, la justicia, lo honesto, lo correcto.
En tal sentido Elena de White, pregunta: “¿Cómo es que hombres que están en guerra con el gobierno de Dios llegan a poseer la sabiduría de que a veces hacen gala? -Y responde- Satanás mismo fue educado en las aulas celestiales, y tiene conocimiento tanto del bien como del mal. Sabe mezclar lo precioso con lo vil, y esto es lo que le da el poder de engañar.” (Consejos para Maestros, Sección XI).
Es lamentable, que muchos no conozcan quien está usando el disfraz más peligroso del mundo, el cual tiene irrefutablemente éste país, o éste planeta, de “cabeza”; pero el antídoto es hacer como Cristo: Ayuno, oración, estudio de la Biblia y practicar lo aprendido en la Palabra Santa.
Eduardo Iván González González
www.ventanabiertalmundo.jimdo.com
