Las cerca de cincuenta familias del caserío Cerro Grande La Quinta, en la parroquia Fréitez del municipio Crespo, subsisten gracias a su tezón para vivir con los múltiples problemas que confrontan.
Se trata de un poblado al que se llega por una carretera de tierra que requiere con urgencia algo de mantenimiento, al menos un patroleo, que permita el ingreso de todo tipo de vehículos, en especial en temporada de invierno.
Francisco Pérez, quien por años ha venido luchando por las mejoras para Cerro Grande, planteó en primer lugar el caso de la escuelita básica media jornada donde cursan estudios hasta sexto grado cerca de 30 niños.
Se trata de un inmueble construido por la misma comunidad con materiales aportados por el entonces gobernador Orlando Fernández.
Es tal el abandono en que se encuentra que ni siquiera cuenta con suficientes pupitres para que todos los alumnos reciban clases sentados. Es que ni siquiera el maestro tiene un escritorio para cumplir sus obligaciones.
Por si fuera poco, la escuelita carece de otros materiales, de una cerca perimetral, de siquiera un servicio sanitario, ni energía eléctrica, ni un techo confiable.
El maestro, dependiente de la alcaldía de Crespo, confronta todo tipo de problemas para dar clases, comenzando con las dificultades para trasladarse hasta el caserío.
Pero si la escuela está en esas condiciones el pueblo no está en mejores, comenzando porque no tienen agua, sólo cuando llueve y la recogen con canales, y un pozo que, afortunadamente, nunca se seca, pero no es un líquido puro.
“Nosotros la tenemos que hervir para no enfermarnos”, dijo Francisco Pérez.
A Cerro Gordo de La Quinta no llegan los camiones cisternas de la alcaldía o Hidrolara pues los conductores argumentan que la vía, además de ser muy empinada, no se encuentra en buenas condiciones y es un riesgo transitar por ella.
Tanto Pérez como Guadalupe Sivira, otro luchador por el caserío, así como otros vecinos, confían en que algún día los políticos se acuerden que allí hay unos cuantos votos y le manden a construir un acueducto para dejar de pasar sed.
“Al menos que construyan un tanque y lo llenen de vez en cuando que nosotros instalamos las mangueras y así tendremos agua”, enfatizó el agricultor.
Recordó que Miguel Valecillos, cuando era alcalde de Crespo, les visitó y prometió construirles un acueducto, pero creen que tan pronto llegó a Duaca se olvidó de la promesa y tampoco le recomendó a su esposa, la doctora Elizabeth de Valecillos, tan necesaria obra para esas familias.
Otra necesidad presente en Cerro Grande es la habitacional pues la mayoría de las viviendas son ranchos de barro en los que no se puede vivir dignamente.
Son humildes ranchos que los agricultores construyen con barro del lugar para guarescerse con sus familias, esperando que algún día les llegue alguien de la Misión Vivienda y les construya algunas para sentirse mejor, libres de los chipos que en ellos se reproducen.