Científicos de la Universidad de Wisconsin en Madison están ayudando a buscar evidencia de vida extraterrestre sin observar el espacio, sino más bien por medio del estudio de rocas en la Tierra.
Algunas de las piedras datan de hace 3.500 millones de años. Los expertos buscan información crucial para comprender cómo podría haber surgido la vida en el universo y guiar así la búsqueda de seres vivos en Marte algún día.
«En las rocas siempre hay una historia escondida», dijo Clark Johnson, especialista en ciencias de la Tierra e investigador líder del Consorcio de Investigación de Astrobiología de Wisconsin. «Depende de (los geólogos) ser lo suficientemente inteligentes como para encontrar las herramientas que necesitamos con el fin de interrogar esas piedras y encontrar esa historia que guardan».
El proyecto es financiado por la NASA, que entregó una subvención por cinco años y siete millones de dólares a partir de enero. Esta es la segunda subvención por la misma cifra y tiempo que recibe el grupo.
El consorcio está integrado por unas 50 personas, entre ellos estudiantes y colegas de estudios de postdoctorado de 24 instituciones en cinco países. Unos 25 de sus miembros son de la Universidad de Wisconsin en Madison.
La meta del grupo es encontrar huellas de actividad biológica, llamadas firmas biológicas, que son sustancias como elementos o isótopos que muestran evidencia de que hubo vida. Los científicos están buscando pruebas microscópicas de vida, como microbios, y otros organismos unicelulares con mucha mayor capacidad de adaptación que los organismos más complejos.
El equipo también ha colocado en órbita microbios terrestres en la Estación Espacial Internacional para determinar cómo reaccionan a la radiación y el entorno espacial.
Y en medio de todo esto aprenden más sobre la historia de la Tierra. Los científicos han encontrado detalles de vida microbiana que data de hace dos mil o tres mil millones de años, mucho antes de que hubiera oxígeno en la atmósfera del planeta. Han hallado que los microbios en ese entonces dependían más del hierro que de la luz solar como fuente de energía.
El resultado de las investigaciones se usará para interpretar la información enviada desde Marte por la sonda Curiosity, de seis ruedas, que llegó a ese planeta en agosto para una misión de dos años con la meta de determinar si el entorno marciano fue alguna vez favorable para la existencia de microbios. Los resultados también se usarán en los preparativos para futuras misiones a Marte.
«Puede ser que en los planetas haya habido durante mucho tiempo condiciones propicias para la vida de los microbios, que luego evolucionaron en contadas ocasiones a formas avanzadas multicelulares de vida compleja», dijo Johnson. «Esa es una de las hipótesis que investigaremos».
Edward Goolish, director interino del Instituto de Astrobiología de la NASA, dijo que el proyecto apoya una de las principales metas de la institución para encontrar vida o el potencial de vida en otros planetas.
Los resultados del proyecto ofrecerán un entendimiento cuantitativo de cómo se preserva la vida, agregó.
«Al mismo tiempo (el equipo de Johnson) contribuye enormemente al entendimiento de la vida en la Tierra, lo que es igualmente importante para la astrobiología y la ciencia en general», acotó.