Las familias que residen en la urbanización Jacinto Lara, al norte de Quíbor, están condenadas a no dormir completo pues deben levantarse de madrugada para tratar de recoger un poco de agua para los quehaceres domésticos.
La comunidad cuenta con un tanque con capacidad para almacenar un millón de litros, pero nunca lo llenan, supuestamente por carencias en el acueducto de la ciudad.
José Tobías Mendoza, uno de los vecinos, explicó que el agua sólo les llega un rato, a partir de las cinco de la mañana, pero no alcanza para todos.
La solución estaría en el suministro de una mayor cantidad de litros hasta llenar el tanque, a lo que también debe agregarse el uso regulado por parte de los habitantes.
Afortunadamente la pasada semana, por encargo del Consejo Federal de Gobierno, se estaban haciendo unos trabajos consistentes en la sustitución de una tubería de tres pulgadas por una de seis, con lo que esperan incrementar el suministro.
“Pero lo ideal sería que nos mandaran más agua desde Quíbor hasta llenar el tanque”, dijo Mendoza.
Otro problema que tienen en la urbanización Jacinto Lara es el del basurero público que personas inescrupulosas han establecido a la orilla de la carretera, frente al preescolar.
Argumentan que el servicio de aseo urbano domiciliario es muy deficiente y recurren a una práctica que no es la más recomendable para salirde sus desperdicios.
Allí lanzan todo tipo de desperdicios, incluyendo también animales muertos, lo que hace insoportable el ambiente por los malos olores que salen.
Lo más grave es que, presuntamente, algunos vecinos de la urbanización también son contribuyentes de ese foco de infección sin tomar en cuenta a los niños del preescolar y las familias que viven en el sector.
Igualmente la comunidad se siente insegura por la falta de funcionarios policiales en el puesto allí existente.
Según afirmó otro vecino, la urbanización ha sido tomada por pandillas de delincuentes procedentes de otros sectores quienes cometen todo tipo de fechorías, incluyendo hurtos, atracos y distribución de estupefacientes.
Los vecinos solicitan mayor dotación de funcionarios al puesto pues en la actualidad sólo hay uno que no puede hacer mucho ya que ni una moto tiene para realizar un patrullaje por la urbanización.
Además, ese solitario policía tiene que atender las denuncias de esa urbanización, la vecina Villa de Guadalupe y del barrio Primero de Mayo.
Los jóvenes de la comunidad, por su parte, exigen la recuperación de las canchas donde aún juegan baloncesto o futbolito pues las instalaciones, que datan de hace varios años, se encuentran muy deterioradas. Los tableros para el baloncesto no tienen aros y mucho menos cestas y la cerca perimetral está destrozada.