Reflexión
Pobre juventud
Hoy 12 de febrero se celebra el día del personal más hermoso de un país. La juventud. Y no lo decimos con la hipocresía de los políticos cuando afirman que “son el futuro de la nación”.
Si así fuere, si de verdad creyeran eso, no sería la victima principal de la sociedad donde ellos gobiernan o van a gobernar. Tal como lo muestran los partes de guerra que cada semana manan de los medios informativos, donde las víctimas principales están entre los 15 y 30 años de edad. Horrible realidad que diezma impunemente la juventud, en un mundo donde se les toma en cuenta solo para sacarles el voto. Si de verdad fuera sincera esa expresión, el nivel de preparación no fuera tan precario. Es fácil comprobar que no se les capacita para ser mejores personas. Educados en los valores patrios, canalizan sus conductas hacia la idolatría de hombres, fijando en sus mentes propósitos que se colocan por encima de la familia, lo cual les traerá consecuencias tristes para su vida en el futuro.
Quienes logran abrirse paso en medio de la balacera y terminar su bachillerato, no llevan ninguna vocación profesional definida. Las deficiencias en ortografía, redacción y las matemáticas son evidentes, lo que significa un calvario estudiantil y una vergüenza profesional. El facebook es una prueba contundente de lo que estamos diciendo. Navegan en errores ortográficos, deficiencia en redacción o temas e imágenes que solo exaltan el yo. La mayoría se inscriben en la carrera que perciben es la más sencilla y sus padres no tiene ninguna influencia constructiva en este aspecto, se conforman con tener un hijo “universitario”, sin importar cuál es la especialidad. Ya en el recinto superior, son contados los jóvenes que tienen claro lo que buscan. Muchos son cautivados por la política o el placer de la parranda y el alcohol. Otros, que no son pocos, entran en el mundo de las drogas. Prolifera la política del colchón, lesbianismo, homosexualismo y prostitución. Lo cual los prepara para el fracaso y la frustración en el tiempo por venir. Todo, ante la mirada indolente de la sociedad.
La inversión de valores es evidente. Lo que es bueno lo llaman malo y lo que es malo lo llaman bueno. Abandonando los principios morales cuyo fundamento se encuentra en las Sagradas Escrituras. Les cuento. Conozco un joven que estudia en la universidad, el cual hizo amistad con otro joven cristiano, de los que guardan el sábado como día de reposo del Señor. El joven en cuestión, comenzó a estudiar La Biblia de manera sistemática y entendió que su vida no podía transcurrir bebiendo alcohol, teniendo sexo con sus compañeras de estudio. Que no podía seguir con las parrandas y los trasnochos. También decidió cambiar sus hábitos alimenticios y comenzó a consumir alimentos sanos y nutritivos. Llegaba temprano a su casa. Desarrolló un respeto único a sus padres. Y en sus estudios, era de los mejores de su clase. Cuando se sintió preparado para hacer su decisión bautismal, lo participó a sus padres y estos se alarmaron de tal manera, que le dijeron que si se bautizaba en esa iglesia, tenía que irse de la casa. ¿Qué les parece? En otra entrega les contaré lo que sucedió luego.
¿Habrase visto tamaño disparate? La ignorancia no es un patrimonio de analfabetas. Muchos profesionales, letrados e intelectuales son ignorantes. Ignoran las maravillosas enseñanzas del Señor Jesucristo contenidas en las Sagradas Escrituras. Ignoran lo que puede hacer Dios en la vida de los hombres. Ignoran que la verdadera moralidad, prosperidad, paz y tranquilidad en la vida del ser humano la proporciona nuestro Dios con su santa Palabra. La mayoría de los jóvenes, por culpa de sus padres y familiares apegados a tradiciones y a la falsa adoración, perecen día a día por ignorancia. Por falta de conocimiento, de verdadera sabiduría. Dios lo dijo de manera clara y enfática. «Mi pueblo perece por falta de conocimiento.” Oseas 4:6. Y no es porque no esté al alcance de sus manos. Sino por cuanto lo ignoran de manera voluntaria.
Las iglesias cristianas son culpables de estas lamentables pérdidas. Y darán cuenta de ello. Por cuanto colocan sus tradiciones y conclusiones personales en primer lugar, abandonando la palabra de Dios. La BIBLIA. Por ello, nuestro llamado no es solamente para los jóvenes que encontraron el sustento espiritual verdadero, para que se mantengan firmes. Sino para aquellos que andan por la vida, y prueben, caminar por una senda distinta. La de Cristo. Y de manera especial, para los padres, que puedan diferenciar entre lo que es verdaderamente bueno y lo realmente malo. ¡Hasta el martes, Dios mediante! “Cristo crucificado: hablad esta verdad, orad acerca de ella, cantadla, y ella quebrantará y ganará los corazones” Elena de White.
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