El vicepresidente Nicolás Maduro logró algo que en Venezuela era impensado, que opositores y hasta algunos aliados del oficialismo se unan para criticarlo tras devaluar la moneda.
Sectores que apoyan al Gobierno lo acusan de haberse alejado de los postulados socialistas de Hugo Chávez y la oposición busca endosarle el costo de la medida -largamente esperada- para minar sus posibilidades ante una eventual elección anticipada si el presidente debe dejar el poder por el cáncer que lo afecta.
La devaluación es la primera de una serie de decisiones pendientes de sesgo impopular que están en la agenda del Gobierno y que quedaron demoradas por la ausencia de Chávez, quien poco antes de partir para operarse en Cuba, donde lleva dos meses hospitalizado, nombró a Maduro como su delfín político.
El Gobierno ha informado sin mayores detalles que el presidente llegó a luchar por su vida tras la realización de su cuarta cirugía por el cáncer que enfrenta, pero que últimamente su salud ha mejorado lentamente. No se han divulgado fotos, videos ni grabaciones de Chávez en más de dos meses.
Sin su comandante, el chavismo logró una arrasadora victoria en la elecciones regionales a fin del 2012. Pero ni Maduro ni las primeras espadas oficialistas tienen el capital político de su mentor y han insistido en que el ajuste del 31,7 por ciento del tipo de cambio fue tomado por «instrucción» de Chávez.
Tras el anuncio realizado en la antesala de un fin de semana y de dos días de asueto por carnaval, los venezolanos apuraron sus compras para adelantarse a eventuales remarcaciones de precios, en una muestra de los reflejos de una población que experimentó cinco devaluaciones en los últimos 10 años.
Aún no está clara cuál será la reacción generalizada de la ciudadanía el miércoles cuando el país retorne a la actividad, pero la devaluación disparó críticas de todo lado, pese a que las autoridades dijeron que tiene por objetivo lograr eficiencia en medio de un brote inflacionario y especulativo.
«El problema no es si la devaluación es necesaria o no, lo es, el problema es por qué después de 14 años sigue siendo la única política económica sincera en el marco del desarrollo de un modelo socialista», escribió en su blog el analista político Nicmer Evans, identificado con el proceso socialista de Chávez.
Con un déficit fiscal calculado por analistas privados en un 15 por ciento en el 2012, podrían ser necesarias más medidas fuertes para equilibrar las finanzas públicas, mermadas por programas asistenciales.
La semana pasada, el vicepresidente de la comisión de Finanzas del legislativo, el oficialista Jesús Faría, dijo que habría que reformar de manera «imperiosa» el impuesto a la renta para alimentar los fondos que financian los planes sociales.
«íChávez! íCuánta falta nos haces!, yo tengo la plena seguridad que si estarías aquí otras serían las medidas, pues no hubieses permitido el desorden y descontrol vivido durante los meses de Diciembre y Enero», escribió la analista Elizabeth Valdiviezo en el portal Aporrea.org, también de buena sintonía con el oficialismo.
Y con una inflación en franca aceleración -marcó 3,3 por ciento en enero y acumula un 22,2 por ciento en los últimos 12 meses-, escasez de productos en los supermercados y un mercado paralelo de cambios agitado, la oposición aprovechó para fustigar al Gobierno, acusándolo de lanzar un «paquete rojo».
«Quiero poner la responsabilidad clara en la cabeza de Nicolás Maduro(…) él es el responsable de este paquete neoliberal y salvaje que Venezuela vive hoy», dijo el diputado opositor Julio Borges.
El legislador busca citar a Maduro a la Asamblea Nacional, dominada por el oficialismo, para que rinda cuentas.
Según el analista Manuel Rugeles, la oposición enfila sus cañones contra el vicepresidente con el fin de dañar su imagen de cara a unos potenciales comicios, pero su propia anemia tras ganar sólo 3 de las 23 gobernaciones en juego en diciembre y las internas que desató esa derrota dificultan la tarea.
A inicios de febrero, el Gobierno divulgó un estudio de la firma local Hinterlaces que arrojó que un 59 por ciento de la población opina favorablemente sobre Maduro.
Chávez fue reelecto en octubre con el 56 por ciento de los votos.