Una arepa en el desayuno, almuerzo o cena, agrada el paladar del venezolano, sin embargo, desde hace unos meses, es casi un desafío conseguir la harina de maíz en los principales abastos de comidas.
En un recorrido de EL IMPULSO por los establecimientos más conocidos y visitados por los barquisimetanos, la respuesta fue la misma: “no hay”. Se consiguen marcas desconocidas del producto, cuestión que no mantiene contenta a la colectividad.
De hecho, hay quienes vuelven a la preparación tradicional de las arepas: moler el maíz hasta dar con la masa. “Es más sano y fácil de conseguir”, dijo Irma de Flores mientras compraba en el mercado Terepaima.
Pero no es lo único ausente de los anaqueles. En la feria de la cooperativa Cecocesola, donde acuden familias de todas las clases sociales, no hay papel higiénico, crema dental ni toallín para el área de la cocina. Es un sufrimiento constante, la búsqueda de los productos.
Gerardo Sánchez, consumidor, manifestó su preocupación por la escasez de algunos rubros. Resaltó el hecho de que deban comprar con sobreprecio ante la desesperación de no tener ni siquiera para cocinar las arepas.
Lo mismo dijo Carmen Gómez, quien alertó a las personas de sectores populares para que no compren harina en las bodegas porque “venden a precios exagerados, se aprovechan de la necesidad de la gente”, comentó indignada.
La harina de maíz la venden hasta en 14 bolívares, mientras que la crema dental puede oscilar entre los 18 y 24 bolívares, en pequeñas presentaciones. De esta manera, la especulación se mete de nuevo entre los consumidores.
En el centro consigue
Como dato curioso, mientras en los establecimientos legalmente establecidos no se consiguen los productos tan anhelados por las amas de casa y demás integrantes del grupo familiar, en el boulevard de la avenida 20 los tienen todos.
Buhoneros o trabajadores de la economía informal, venden el papel higiénico, crema dental y hasta la harina, con precios altos, que desconciertan a la población y se preguntan ¿cómo tienen acceso a los productos los vendedores informales? Una interrogante sin respuestas. Por lo pronto, los ciudadanos deben someterse a las largas colas en aquellos locales comerciales donde sí tienen los rubros y compran lo suficiente porque tardan en aparecer nuevamente.
En el centro de la ciudad, es donde hay mayores posibilidades de encontrar los productos.
Fotos: Jairo Nieto
