#opinion: Dictamen – ¡Por ahora! por: José Ignacio Guédez

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En esta realidad orwelliana en la que vivimos los hechos se van sustituyendo por una especie de verdad oficial  capaz de rescribir la historia, reinterpretar el presente y esconder el futuro, con espeluznante eficacia. Lo absurdo deja de serlo gracias a la propaganda que al final es lo único que hacen bien quienes gobiernan desde hace década y media.

Es así como el golpe del 4 de febrero pasó de ser un intento fallido por asaltar el poder a la fuerza, para convertirse ahora en la hazaña más grande de nuestra historia. Los hechos son claros además de recientes. Chávez en 1992 fue derrotado por unas fuerzas armadas que se mantuvieron fieles a la democracia del momento, hasta el punto que se vio obligado a rendirse públicamente. Ni Fidel Castro se solidarizó con esa aventura. Luego llegó al poder producto de un indulto otorgado por Rafael Caldera y de unas elecciones convocadas por el Consejo Supremo Electoral de la democracia representativa de lo que ahora con igual imprecisión llaman “cuarta república”. Su investidura en el antiguo Congreso en 1998 demostró que los cambios políticos se podían dar de forma pacífica y electoral, dejando a su sangriento y fallido golpe como un error histórico. Chávez fracasó como militar revolucionario y triunfó como político.  Su legitimidad no es distinta a la que tenía Carlos Andrés Pérez en 1992. No ha sido por las balas sino por los votos que ha mandado por catorce años. Eso es lo que quieren que se nos olvide cada 4F cuando celebran una farsa.

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Igual sucede con el tema de la corrupción, quizá la promesa más olvidada de Hugo Chávez. Hoy las encuestas señalan que más de la mitad de la población considera que ahora hay más corrupción que antes ¿Quién lo duda? Pero el cinismo rojo decidió resolver el problema acusando a la oposición de corruptos mientras ellos siguen medrando del botín petrolero con total impunidad. Descubrieron que los partidos políticos de oposición se financian con aportes privados. ¿Y de qué más se pueden financiar si el Estado no les asigna recursos como pasaba antes en Venezuela y sucede ahora en el resto del mundo democrático? El PSUV es un partido nacido y financiado desde el poder, que utiliza indiscriminadamente toda la infraestructura pública a su favor y en perjuicio de sus competidores y que utiliza a PSDVSA como su “caja chica”. Eso sí es corrupción, además de ventajismo. El deber del parlamento es controlar a la administración “pública”, hoy en manos de una pandilla mafiosa que maneja a su total discreción más de la mitad del ingreso real petrolero que queda represado en el Fonden, la partida secreta más grande nuestra historia. La única razón por la que Diosdado Cabello no ha sido al menos investigado es porque las instituciones secuestradas hoy por el Gobierno encubren a su gente y persiguen a los disidentes. Ni se molestan en disimular, simplemente se niegan a investigar los casos de corrupción que le explotan a cada rato en la cara como la maleta de dólares que viajó a Argentina hace algún tiempo o el cheque en manos de un ex ministro iraní incautado en Alemania recientemente.

El tema de la impunidad no es menos macabro. La Fiscal General Luisa Ortega Díaz es una heroína por investigar los crímenes de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni hace medio siglo, mientras que hoy los presos políticos se pudren en las cárceles sin juicios y en las peores condiciones. Se aprobó una ley para investigar todos los crímenes ocurridos desde 1958 hasta 1998. O sea que a partir de la llegada de Chávez al poder ya no hay nada que investigar ni hay crímenes que condenar. La justicia no es para todos y las victimas actuales del poder tendrán que correr la misma suerte que los comunistas en el pasado: la impunidad. Por eso es que se dan el lujo de aplaudir a la ministra Varela mientras están todavía frescos los cadáveres de la masacre de Uribana. ¿A nadie se le ocurre que la misma tristeza que sufrió la madre de Noel Rodríguez, la están sintiendo ahora las madres de las victimas de Uribana? Una Asamblea que niega una petición de minuto de silencio por las victimas de una masacre que acaba de ocurrir, pero que hace una misa por un caído en la lucha política hace 40 años. ¿Sólo los chavistas, cubanos y comunistas tienen dignidad y derechos? ¿Las familias humildes de los presos masacrados en Uribana no merecen ni un pésame de Chávez ni una condolencia oficial? Hoy, luego de catorce años de revolución, la impunidad en el país es mayor al 90% (récord mundial), mientras que la inseguridad ciudadana sigue creciendo a niveles insostenibles. Pero Lusa Ortega es la mejor Fiscal de la historia mientras siga culpando a los adecos de todo lo que pasó y sigue pasando, al tiempo que le lava las manos a la oligarquía roja de turno.

La tesis del mundo al revés de Eduardo Galeano, expropiada por Chávez, no es suficiente para entender la realidad venezolana. La imaginación del Gabo que creó Macondo tampoco alcanza para describirnos. Ni el “Gran Hermano” de Orwell calza como referencia de tanta manipulación. Venezuela hoy es un abismo donde ya no existe nada, ni siquiera presidente. Lo único que sabemos es que así no es Venezuela y solo albergamos la esperanza de poder encontrarla debajo de tanto escombro Seguimos viendo este teatro de lo absurdo indignados y a la vez cautivados de tanta desfachatez junta, incapaces de reaccionar: ¡Por ahora! Nada ni nadie es para siempre.

Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
Twitter: @chatoguedez

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