#opinion: Justicia o venganza por: Joel Rodríguez Ramos

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Me conmovió la carta dirigida a Nicolás Maduro, al Estado venezolano señala ella, por la joven, sólo tiene 15 años, Ivana Siminovis, abogando por la suerte de su padre,el comisario IvanSimonovis.Ivana señala que no le da pena insistirle al Estado venezolano por la suerte de su padre. Dice que está agotada de sufrir y es que el dolor cansa, pero el dolor puede más, argumenta ella, que la pena que pueda sentir por su insistencia. En su hermoso rostro ya no hay sonrisa, “la que aparece en las fotos familiares”, dice ella misma,  desapareció. Si IvanSimonovis tiene más de ocho años preso, Ivana debió tener siete años o menos, cuando empezó su calvario.
Para quienes tenemos un concepto humanitario de la vida, hechos como éste, nos obliga a ponernos en la carne, en el “pellejo” suele decirse, de quienes sufren. En este mismo instante, por ejemplo,  me solidarizo con Claudio Fermín, a quien no conozco, pero es un venezolano importante, por la pérdida de su hijo a manos del hampa. “Cuando se tiene un hijo, se tienen todos los hijos” escribió Andrés Eloy Blanco.
Esperaba una respuesta distinta del régimen a la petición de Ivana Simonovis. “No puede haber impunidad” ha dicho Maduro. Debe haber “Justicia” según el usurpador. Pero me parece que es más bien venganza lo que hacen. Ivana no pide un perdón al estilo de Caldera a Chávez, ella pide una medida humanitaria en razón de la salud de su padre.  Todavía caigo en la ingenuidad de esperar actos bondadosos de un gobierno que ha sembrado odio, insultos, división y violencia. Estoy convencido que Simonovis no es culpable de nada. Tampoco lo son Henry Vivas, Lázaro Forero ni los policías. Simonovis era Jefe de Seguridad Ciudadana de la Alcaldía Mayor de Caracas aquel 11 de abril y según se relata, dirigió las acciones, junto con Vivas y Forero,  que protegieron a quienes marchaban a Miraflores solicitando la renuncia del Presidente de la República. El régimen quiso cobrarles haber protegido a la marcha, incluso haber disuadido a los marchistas de llegar a Miraflores porque allí los estaban esperando para asesinarlos, como en efecto ocurrió con algunos. Si los comisarios no hubieran actuado como lo hicieron, hubiera habido muchos más de 19 fallecidos. Los asesinos fueron otros, fueron aquellos que todos vimos disparando desde el tristemente famoso Puente LLaguno. Esos asesinos fueron declarados “héroes de la revolución” y hace tiempo ninguno está preso.
En el juicio que se le siguió a los comisarios en Maracay, no se demostró ninguna orden de ellos de disparar, las pruebas de las trayectorias balísticas indicaron que los disparos venían de una ubicación diferente a la que tenían los policías de la extinta Policía Metropolitana.Pero nada de eso sirvió. La orden siempre fue condenar a los comisarios y policías, aunque fueran inocentes y una juez venal, los condenó a 30 años de cárcel como si hubiera sido un homicidio intencional con todos sus agravantes. Las revelaciones del ex – magistrado Aponte Aponte, quien en su atormentada conciencia lleva haber confirmado esa sentencia, dejan  claramente de manifiesto la inocencia de los comisarios y policías y la orden del alto gobierno de condenarlos. Aquel juicio iba en camino de ser el más largo de la historia judicial de Venezuela, pero se aceleró al final para inhabilitar políticamente a los comisarios e impedir que fueran electos diputados en las elecciones legislativas de 2010.
Ivana continuará con su dolor y su calvario quién sabe por cuánto tiempo más, me identificó con ella y su admirable madre Bony. Es el dolor de una inocente por el martirio de su padre también inocente. Este régimen perverso se ha declarado una y mil veces “humanista”, pero cada día demuestra lo contrario. En 1994, apenas dos años después del golpe de estado del 4 de febrero de 1992, en un gesto quizás equivocado, pero humanitario, el presidente democrático Rafael Caldera, dejó libre y perdonó a todos aquellos golpistas que sí asesinaron a muchos inocentes. Aquel fue un gesto pedido y aprobado entonces por casi toda la sociedad venezolana, Chávez y su gente nunca lo agradecieron y con Simonovis se han ensañado sin recordar que ellos fueron perdonados. Qué duro será el juicio divinosobre Chávez y su gente.

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