#Opinión: Mercosur abre puertas de incertidumbre. Por: Jorge Euclides Ramírez

Con la aceptación total de Venezuela como miembro pleno de Mercosur el pasado 31 de julio de 2012 se concretaron los lapsos legales, contraídos previamente, según los cuales nuestro país debe eliminar todas las protecciones arancelarias a todos  nuestros productos agropecuarios a partir del primero de enero del año 2014.
Es decir que a partir del próximo año nuestra agricultura y ganadería debe competir en igualdad de condiciones con potencias mundiales del sector agroalimentario como Brasil, Argentina y Chile, por nombrar únicamente a los países que están en la lista de los 20 mayores exportadores del planeta. Los cuales han desarrollado tecnologías y plataformas operativas a lo largo de varias décadas con el  apoyo de sus respectivos gobiernos.
Todo este proceso de negociaciones para la entrada de Venezuela a Mercosur se dio sin una participación directa de los gremios de nuestro sector agropecuario, evidencia de ello es que el doctor Balsamino Belandria, presidente de Fegaven, Federación claramente alineada con las políticas económicas oficiales adujo en un Congreso de Fepale realizado en Uruguay en el segundo semestre del 2012 que la entrada de nuestro país en Mercosur bajo condiciones de plena igualdad  era un reto imposible de cumplir para nuestros ganaderos.
Sobre las amenazas que se ciernen sobre nuestro país con la entrada a Mercosur el Centro de Investigaciones Agroalimentarias de la Universidad de Los Andes realizo un estudio hace pocos años, en el cual determina que “La entrada de Venezuela a Mercosur crea más amenazas que oportunidades. Urge el diseño concertado entre el gobierno y los actores privados de un programa de reestructuración productiva, destinado a incrementar la competitividad del aparto agroalimentario a nivel nacional (no se hizo). Este programa requiere de un adecuado entorno de políticas macroeconómicas y sectoriales, de respeto a los derechos de propiedad y disminución de la inseguridad personal”. Esto fue planteado hace cinco años y nada de lo allí recomendado fue puesto en práctica, quiere decir que los productores venezolanos tendrán que encarar el compromiso de competir con unos gigantes de la Agricultura cuando internamente tienen graves problemas de sustentabilidad.
¿Podrán nuestros agricultores y ganaderos  subsistir dentro de una competencia con países donde existen avances que nos desbordan y donde los productores trabajan con el respaldo claro y sostenido de sus gobiernos? Esa es una pregunta que debe ser respondida con urgencia ya que solamente queda un año para que se activen todos los mecanismos legales que permitirán las importaciones indiscriminadas de productos de Mercosur hacia Venezuela.
Para tener una idea de cómo ha sido nuestra relación comercial con Mercosur baste solamente un ejemplo tomado del  citado estudio realizado por la Universidad de los Andes, con cifras oficiales suministradas por el Instituto Nacional de Estadísticas.  “Durante el año 2006 Venezuela exportó alimentos a los países de Mercosur por un monto de un millón de dólares, mientras que importó, también alimentos, por la cantidad de 394 millones de dólares.”. Estos números hablan por sí solos.
En el caso concreto de la Leche, rubro en el cual tuvimos un decrecimiento del ocho por ciento, según informó el propio Ministro de Cordiplan Jorge Giordani, la situación la denuncia el propio Balsamino Belandria, quien en ocasiones ha fungido como vocero gremial en defensa de las políticas gubernamentales en el área de la ganadería, tanto de carne como de leche. Dijo este calificado actor de los gremios oficialistas que mientras el costo promedio para la producción de un litro de leche en los países de Mercosur era de 0.30 dólares en Venezuela era de 1.39 dólares y que esto se explicaba por el desequilibrio entre las tecnologías y los manejos económicos a escala que tenían las potencias ganaderas del Sur respecto a nuestro país.
Sobre el impacto de Mercosur en la economía venezolana poco se sabe y poco se ha explicado y queda  apenas un año para que seamos arropados por la agricultura de los gigantes del sur.