La muerte de un estudiante del Liceo Alirio Ugarte Pelayo, registrada el lunes 28 de enero dentro del plantel educativo y causada por un presunto funcionario policial, reaviva el debate sobre la violencia que a diario se vive dentro y fuera de las instituciones académicas.
Aunque se trató de un hecho fortuito causado por un agente externo al liceo, el caso se vincula a un incendio iniciado supuestamente por alumnos y que como en muchas ocasiones buscaba la suspensión de las clases, que es la principal motivación de quienes inician la mayoría de los disturbios violentos en los centros educativos de la avenida Libertador y de la zona norte.
Este hecho, aunado a la destrucción de varios liceos ocurrida en noviembre de 2012, “revela el fracaso de la Zona Educativa, de la fiscalía de menores y de la Oficina Nacional Antidrogas”, afirma Sol Alvarado, líder del Grupo de Acción Pedagógica por la Paz, que en marzo arribará a su primer año de funciones en la región.
A su juicio, las instituciones con competencia no han diseñado una estrategia correcta que permita enfrentar el problema de la violencia desde su raíz, con participación de todos los factores de la sociedad.
“Nuestra tesis desde el Grupo de Acción Pedagógica por la Paz es que la violencia hay que enfrentarla con inteligencia, con participación activa de toda la sociedad, porque se trata de un problema que se encuentra vinculado con la violencia generalizada que se vive en la región y en el país, por ende es algo que no se puede separar”.
Su origen radica en un estado mental, basado en actitudes violentas desde el punto de vista verbal, físico, psicológico y político. “Muchos de nuestros dirigentes políticos utilizan un lenguaje violento y eso repercute en la sociedad”.
Alvarado considera que la educación venezolana está divorciada de la realidad social del país y ello se evidencia en la desactualización de los programas de estudio.
“Hace falta una reestructuración del sistema educativo en todos sus niveles y modalidades. Se podría comenzar por cambiar los programas académicos e incluir material permanente, reflexivo y preventivo sobre tres problemas fundamentales: la violencia estudiantil, el tráfico y consumo de drogas, y el embarazo precoz, temas que en la actualidad se tratan de forma episódica”.
Estrategia unificada
En la promoción de un proceso de cambio la familia es clave, porque es el seno de la formación de valores, principios morales y éticos que debe tener todo niño, joven, adulto, hombre y mujer de la tercera edad.
“La violencia es un problema que se mitiga con formación, orientación y creación de conciencia entre los ciudadanos sobre cuáles son sus derechos y deberes”.
La propuesta del Grupo de Acción Pedagógica por la Paz, es la construcción de una estrategia única y coherente, en la que todos los involucrados trabajen en una misma dirección, “porque ya está visto que las acciones dispersas no dan buenos resultados”.
Se debe desarrollar una labor permanente de carácter formativo y pedagógico, en la que también resulta fundamenal el rol del docente.
“La educación debe ser transformada radicalmente y ello comienza con la formación de docentes con conciencia de su deber, con vocación de servicio y que estén conscientes de la existencia de estos grandes problemas sociales, a fin de que entiendan que sus acciones pueden generar violencia o evitarla”.
El estudiante, por su parte, debe estar consciente de que la educación es un derecho, a fin de que pueda adquirir un mayor sentido de pertenencia hacia la institución donde cursa estudios.
“La visión del Estado, su misión y funciones en materia educativa, también debe cambiar”.
Actividades normales en el Colegio Independencia
A raíz de lo ocurrido en el Liceo Alirio Ugarte Pelayo, se ha rumorado que el Colegio Independencia se ha visto afectado por supuestos ataques con piedras y que ello obligaría a la suspensión preventiva de clases este lunes 4 de febrero.
Tal información fue desmentida por la directora de la institución privada, Erlinda Hartliep, quien asegura que no han sido víctima de ataques por parte de los alumnos del liceo. “Su comunidad educativa manifestó el viernes 1º de febrero, por la muerte del estudiante y por ello tomamos la medida preventiva de culminar nuestras actividades académicas más temprano; pero, las clases no serán suspendidas y tampoco habrá una asamblea”.
Ilustración: Archivo