El chavismo ha comenzado a mover sus piezas y poco a poco acomoda su posición de ataque. La Asamblea Nacional tuvo su protagonismo a principios de mes, el Tribunal Supremo de Justicia se encargó de burlarse de la ley y de asegurar el continuismo, el vicepresidente de la república anda desatado dando declaraciones y hasta el Consejo Nacional Electoral se ha hecho sentir en estos primeros días del 2013.
No es sorpresa para nadie que la división de poderes en Venezuela es simplemente un recuerdo de los gobiernos democráticos anteriores, sin embargo, en caso de que a alguien se le olvide los rojos con sus acciones nos lo recuerdan rapidito.
El calendario oficial del Consejo Nacional Electoral hasta hace unos días era un misterio. En principio las elecciones municipales estaban fijadas para el 14 de Abril, luego fueron aplazadas par el 26 de Mayo y ahora finalmente se van a realizar el 14 de Julio. La justificación que dio nuestra estimada Tibisay fue simplemente que el proceso era muy complejo para hacerse en el tiempo previsto, cosa que demuestra simplemente el fracaso en temas de planificación por parte del consejo, pero la verdadera causa de mover las elecciones municipales fue para satisfacer las necesidades del PSUV.
El PSUV es el partido del gobierno y en consecuencia el partido más grande y estructurado a nivel nacional. Su ventaja competitiva por el status quo y su experiencia han logrado que triunfen reiteradamente en las distintas elecciones. Con el presidente Chávez fuera de Venezuela, los rojos se han visto obligados a cambiar su discurso para las elecciones regionales, dejándose ver como un partido menos vertical y más del pueblo. Nótese que digo cambio de discurso y no cambio de acciones. Los rojos anunciaron que van a realizar unas primarias entre finales de febrero y principios de marzo, “por ordenes directas del comandante”. Resulta, que para que un candidato resulte ganador necesita más del 50% de los votos. Esta condición hace que en aquellos lugares donde haya más de 2 candidatos, es prácticamente un hecho que el candidato final será elegido a dedo, cosa que es absolutamente normal en un partido político llevado por militares.
Hay otro personaje que resaltar que está aprovechando al máximo su protagonismo en esta época de incertidumbre. Nuestro ilustre no es otro que el vicepresidente Maduro que hoy por hoy se cree más Chávez que el propio Chávez. Maduro muy hábilmente está justificado todas sus acciones en nombre del comandante. Lejos de parecer un vicepresidente parece más bien un predicador. Este señor está atacando a la empresa privada, participa en foros internacionales, inaugura plantas, realiza inspecciones, defiende a las víctimas del 11 de Abril, y hasta insulta a Henrique Capriles. Lo curioso de todas sus acciones es que siempre se ven como una actuación forzada. Su expresión de odio en el caso humanitario de Simonovis es algo que no olvidaremos los venezolanos y su intento de parecerse a Chávez es una estrategia muy arriesgada en términos electorales. Parecerse a Chávez no garantiza ningún éxito electoral pero lo que si deja claro es que de ganar unas eventuales elecciones, la llamada revolución bolivariana se radicalizará sin duda alguna.
Como ven, los rojos se están moviendo y están preparando el campo de batalla. Si bien su gestión es diminuta, por no decir inexistente, es importante que se resalte que ellos se están organizando para lo único que saben hacer: participar en elecciones populares. Ya veremos que sorpresa nos trae el país para los próximos días pero por los momentos en el horizonte sólo se ven dientes afilados…
Twitter: @TomasHHR