Aunque para una gran mayoría de nuestra población resulte inédito, un venezolano ocupa un privilegiado lugar en la lista de ilustres personajes, que con sus descubrimientos científicos han permitido un significativo avance de la medicina, para la erradicación o control exitoso de algunas de las más cruentas enfermedades que han asolado la humanidad, desde tiempos inmemoriales. Su nombre: Baruj Benacerraf, fallecido recién el 2 de Agosto de 2011, a la edad de 90 añosa causa de neumonía.
¿Cómo es la cosa? Asombrados preguntarán muchos, pues sí estimados lectores, a pesar de su nombre tan extraño y ”non tan criollo”, este eminente científico nació en Caracas el 29 de Octubre de 1920 y era de ascendencia judía, aunque años más tarde adquirió la ciudadanía estadounidense y su carrera profesional la desarrollara por esas latitudes. Los resultados de sus exitosas investigaciones científicas le merecieron en 1980 el prestigiosísimo y universal Premio Nobel, nada más y menos que en fisiología y medicina, compartido con sus colegas Jean Dausset y George Snell, por sus descubrimientos acerca de estructuras de la superficie celular determinadas genéticamente, que regulan las reacciones inmunológicas.
“Sus descubrimientos seminales hicieron posible mucho de lo que sabemos acerca de los procesos básicos de las enfermedades como las infecciones, los desórdenes autoinmunes y el cáncer, su trabajo a modelado todo, desde el trasplante de órganos, tratamiento del Sida y, más recientemente, el desarrollo de vacunas terapéuticas para el cáncer», declaraciones dadas por Edward J. Benz, Jr., presidente del Instituto Dana-Farber de Boston. Si observamos la lista de los galardonados con el Premio Nobel en Medicina, orgullosos constataremos que el correspondiente a 1980, aparece el nombre de Baruj Benacerraf, a su lado en la casilla de nacionalidad, se lee: venezolano-estadounidense. (!Una pelusa pues, na´guara!)
