Es la pregunta obligada que todos nos hacemos ante la situación que se presentó el 16D, cuando un partido organizado, monolítico y activo, bien articulado, falla ante un adversario menos preparado. Sobre todo ante el triunfo -en más de veinte estados del país- donde el partido de gobierno no está en mejores condiciones.
De acuerdo a ello, la respuesta hay que buscarla aquí y ello, no en los cuadros, sino en la dirigencia y sus cualidades. La explicación de estos últimos es que todo el aparato mediático estaba contra el gobierno, lo cual es incierto, porque igual sucedía en todos los demás estados; además, pudimos observar al candidato visible y activo en todos los medios. Otra explicación acomodaticia fue que el gobierno actual fué más eficiente que el anterior, también falso, las obras del actual gobierno solo están en Barquisimeto; en realidad la gente votó, no por la repetición, sino contra el cambio.
Personalmente siento que la dirigencia oficial–ni ninguna otra en los últimos años- han comprendido al estado Lara –su idiosincrasia, su manera de pensar y de actuar-no han sido capaces de entender que se trata de una región específica y no parte de ninguna otra, sino de algo singular -carece de petróleo, costas, tepuyes o lagos-, sin embargo lo tiene todo en sus montañas, planicies y las actitudes de su gente; la misma que creó las cooperativas, las ferias de consumo familiar, entre otras iniciativas que la hacen pionera y vanguardia, tanto que se han extendido a todo el espacio nacional y lo más importante, la gente no es lerda, ni gafa.
Se da cuenta que, desde hace más de veinte años, no ha habido un gobernador larense, solo advenedizos –y mediocres- de Yaritagua, Barinas o Nirgua o cualquier otra parte, y eso se cobra con votos; la gente no votó sino por quien vieron como un mal menor, ante lo que podría haber sido un gobierno de su adversario –Figueras, etc.- ¿Será que entre más de un millón de larenses no hay alguno con condiciones para gobernar? Los bemoles que los larenses atribuyen al oficialismo son múltiples y evidentes: el hecho de que el candidato sea compadre y curruña del Presidente no da méritos y convence poco, sobre todo con los antecedentes de la policía y otras lindezas. La cúpula del partido de gobierno está demasiado elevada para el gusto de la militancia de base, los cuadros medios son incompetentes y respetan poco a las bases, cuya lealtad es indiscutible, eso se llama prepotencia, arrogancia.
No se distinguen liderazgos claros, una de las pocas imágenes visibles es la del hijo del candidato -escogido digitalmente- porque en el mejor de los casos carece de carisma, malicia y sentido de las oportunidades, lo que en un político resulta fatal –el chamo no es político- Jesse Chacón lo señaló en un programa reciente, la revolución está huérfana de líderes, de gerentes, nada más cierto; reinan la ineficiencia, incompetencia, incapacidad, negligencia y lo que es peor, no hay quien lo reclame, ni una instancia donde reclamar.
Los actuales gerentes del partido –al menos en Lara- desconocen que las cualidades más importantes de un líder no son otras que el don de ser oportunos en sus decisiones y el sentido de las prioridades –no saber planificar es un pecado mortal- quien no planifica, improvisa lo que resulta en fracasos como el de estas elecciones.
No solo hay que articular cuadros, sino evitar estructuras rígidas que actúen por inercia y no por reflexión ni razonamiento ¿Podrá corregir el partido de gobierno todos los problemas señalados en los poco más de cuatro meses que nos separan de mayo?