Cardenales tuvo una zafra memorable

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Enumerar las razones por las cuales Cardenales de Lara tuvo un buen desempeño esta temporada no es cosa fácil. Durante todo el año el mánager Pedro Grifol dio crédito a un gran equipo de trabajo, cada vez que la organización alcanza un nuevo objetivo.
Resumir la gran labor de gerencia, cuerpo técnico, jugadores y personal administrativo en estas breves líneas es un reto.
Cardenales no llegaba a una instancia decisiva desde la zafra 2007-2008, serie en la que fueron superados por los Tigres de Aragua en seis encuentros.
Todo comenzó con la eliminación en la campaña anterior (2011-2012). El equipo quedó fuera en la última jornada del calendario regular; fue la tercera eliminación corrida en temporada regular.
Sin embargo, ese equipo que quedó eliminado frente a Caribes de Anzoátegui el 30 de diciembre de 2011, con un robo del home de Luis Ugueto -lanzaba Richard Castillo y en la receptoría se encontraba José “El Chato” Yépez-, se vio mucho mejor en la recta final de la temporada que en el inicio de la misma.

Eso le dio una idea a la gerencia general, a cargo de Carlos Miguel Oropeza, de lo que querían ver el año siguiente.

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El directivo trató de estructurar un equipo similar al que se observó en la parte final de esa campaña y decidió renovar a Grifol para el año siguiente. Incluso, en el primer día de los entrenamientos de Cardenales, Oropeza aseguró que esa era la intención.

Algunos cuestionaron el regreso del estratega antillano, pero de algo estaba seguro el alto mando crepuscular. “Este año lo que queremos es ver un equipo similar al que vimos al final de la campaña anterior”, dijo Oropeza en aquella oportunidad.

Fue una sabia decisión. Grifol se convirtió en un gran director de orquesta. Esquivó los obstáculos, se sobrepuso a los malos momentos de sus jugadores, las lesiones y las bajas, manejó de forma magistral el bullpen y la banca y se lució en la instancia decisiva con sus decisiones.

Hablar de jugadores también es algo complicado, porque la lista es extensa y quizás se escapen nombres. Luis Jiménez y Luis Valbuena fueron los caballos del equipo desde las primeras de cambio.

Se incorporaron en el camino figuras clave como Alcides Escobar y Celestino López. La contratación del brasileño Paulo Orlando cayó como anillo al dedo, porque se solventó el problema en el jardín central, además de agregar a un consistente bateador de gran velocidad.

Joe Thurston, uno de los aciertos del año anterior, fue intermitente, pero respondió cuando más se le necesitaba. Una lesión lo mantuvo al margen un par de semanas, pero no faltó quien le cubriera la espalda.

A estas alturas, probablemente pocos recuerden el aporte ofensivo de Jairo Pérez, quien por un buen rato custodió la pradera izquierda y dio batazos de todos los calibres. La velocidad de Guilder Rodríguez brindó varias alegrías, mientras los tres receptores, José Yépez, Anderson De La Rosa y Guillermo Quiroz, también tuvieron sus buenos momentos.

Hernán Iribarren se encendió en la recta final de la regular y se apoderó del primer puesto de la alineación. Cuando se apagó en el play off, había un veterano fresco en el banco, hambriento de tiempo de juego. Parecía que Grifol sabía lo que venía y por eso no desgastó a Robert Pérez, figura indiscutible en el round robin.

La rotación cumplió, a pesar de la inestabilidad, porque fue difícil mantener los mismos nombres en el roster. El bullpen, en una palabra, puede definirse como magistral. Todos tuvieron actuaciones destacadas en su momento.

Menciones aparte para el cuerpo técnico, principalmente para Oswald Peraza (coach de pitcheo) y Nelson Prada (coach de bateo), quienes cumplieron un trabajo excepcional, desde antes del inicio de la temporada.

Para la fase semifinal, la gerencia deportiva hizo lo suyo. CJ Retherford y Yangervis Solarte cubrieron las bajas de Escobar y López, mientras Ken Ray ganó dos duelos importantes y Víctor Moreno solo hizo lo que mejor sabe hacer: crecerse en los momentos de apremio.

El quinto título no se consiguió, pero fue una zafra memorable para Cardenales de Lara. Perder un séptimo compromiso frente a un gran equipo como Navegantes del Magallanes no puede ser el termómetro con el que se mida el accionar de un equipo que mostró garra, coraje y, sobretodo, corazón.

Año redondo. Difícil mencionarlos a todos, pero el trabajo en equipo fue la clave del éxito.

Orlando y Patterson regresarían

El jardinero brasileño Paulo Orlando y el relevista estadounidense Scott Patterson tienen la intención de regresar la próxima campaña con Cardenales de Lara y la gerencia crepuscular quiere contar con ellos.

Orlando fue uno de los grandes aciertos del alto mando crepuscular y su aporte fue significativo, mientras el espigado tirador diestro (Patterson) es un veterano de gran experiencia que fue determinante hasta el momento de su lesión.

En entrevista hecho por José Gabriel Salas en Promar Televisión, el gerente general, Carlos Miguel Oropeza, dijo que espera contar con los dos jugadores.
Anoche estaba prevista la reunión con Pedro Grifol.

En ese cónclave se iba a definir si el antillano se mantendría al frente de los pájaros rojos. Si la gerencia lo renovó luego que el equipo quedó eliminado, todo indica que Grifol estará al frente de la estrategia guara por un año más.

Foto: Daniel Báez

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