Acontecimiento mediático de consideración y operación de marketing muy bien pensada, la llegada al París Saint Germain de David Beckham está acompañada no obstante por algunas dudas desde el punto de vista deportivo al estar lejos el jugador, de 37 años, de lo que fue.
El contrato firmado por Beckham en París es de sólo cinco meses de duración, por lo que parece que lo deportivo no es lo prioritario en este asunto.
El jugador, además, ha reconocido que le quedan «algunas semanas» para ponerse en forma, después de dos meses sin competir, y la temporada acabará a finales de mayo, por lo que únicamente quedan cuatro meses de fútbol.
El recuerdo de un elegante centrocampista con un pie derecho de seda se ha ido perdiendo poco a poco con los años en un Beckham que dejó el fútbol europeo en 2007 para enrolarse en la liga estadounidense y que no juega con la selección de su país desde 2009.
«Físicamente me siento bien, como si tuviese 21 años. No he perdido mucha velocidad, pero realmente tampoco la tuve nunca», bromeó el jugador el jueves, al ser presentado en París.
Por todo ello, algunos expertos consultados por la AFP muestras sus dudas. El entrenador del Lorient Christian Gourcuff criticó un fichaje «que no tiene nada de deportivo» y destacó «las exigencias físicas particulares» del campeonato francés.
«No soy un especialista del ‘soccer’, pero cuando veo los jugadores que juegan allá, creo que hay un margen con respecto a los campeonatos europeos», añadió.
Para Reynald Denoueix, exentrenador del Nantes y de la Real Sociedad, el perfil del jugador es interesante, pero si realmente está en forma física.
«Sus cualidades son el juego de pase y el trabajo en equipo. Está muy bien para el PSG. Pero ello supone una condición física que le permita desmarcarse y estar disponible. Si no tiene los recursos físicos necesarios, eso le pondrá un problema para recibir el balón», explicó el técnico.
«Tener 37 años no está reñido con ser competitivo, hay casos que lo demuestran. Pero hace falta unas aptitudes excepcionales», dijo por su parte Gourcuff.
Suponiendo que Beckham, un gran trabajador del fútbol y profesional irreprochable, tenga esas aptitudes, habrá que ver cómo lo utiliza su entrenador y su puesto en seno de un grupo como el parisino lleno de estrellas y egos.
«Desconozco cómo está, pero a su edad y con su trayectoria en los últimos años, me parece difícil que sea competitivo en ese grupo», añadió Gourcuff.
La posibilidad de que juegue por la banda derecha, ubicación en la que debutó y donde obtuvo sus mayores éxitos en el Manchester United, parece descartada.
Beckham sigue centrando balones excepcionalmente y sus lanzamientos de falta serán un nuevo arma para el PSG, pero el inglés nunca se caracterizó por su capacidad para desbordar por velocidad y ya no se le puede pedir eso a su edad.
Además, el 4-4-2 utilizado en los últimos meses por el técnico Carlo Ancelotti da prioridad a los jugadores que percuten, como Jeremy Menez, Ezequiel Lavezzi o Lucas Moura, todos ellos muy rápidos y buenos regateadores. Es decir, todo lo contrario que el «Spice Boy».
Queda la posibilidad de utilizarlo más centrado o retrasar su posición, tal como hizo en el Real Madrid (2003-2007), donde destacó por su precisión en el juego largo.
«Pero en ese caso, aparece un problema complementario. Habrá que defender», insistió Gourcuff, imaginando una posible asociación en el centro del campo con el infatigable Blaise Matuidi.
La idea de un trivote en el centro del campo, con las tareas más repartidas, puede aparecer como una alternativa y probablemente sería la mejor adaptada a las viejas piernas de Beckham, pero Ancelotti ya renunció a ella cuando pasó en noviembre al 4-4-2, tras una serie de malos resultados.
¿Volverá a cambiar de táctica el entrenador italiano para hacerle un hueco a su nueva estrella? Parece difícil, teniendo en cuenta que la llegada de Beckham el año pasado a París se fue al traste por la imposibilidad para Ancelotti de garantizarle un mínimo de tiempo de juego.
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