Dictamen
Pasan las horas y cada vez retumba más el silencio de los dirigentes y funcionarios chavistas ante la masacre de Uribana, quienes un día antes tenían montada una alharaca condenando a un diario español por haber publicado una fotografía falsa del presidente de la República. Solo Chávez importa, el pueblo y sus problemas deben seguir esperando, mientras que una masacre que afectó a 200 personas en un día infame es tan solo un daño colateral para estos fascistas disfrazados de socialistas.
Se trató, como demuestran los testimonios públicos, de una masacre premeditada, anunciada y alevosa. “Les llegó su hora” amenazó la ministra Varela en noviembre en relación con el penal de Uribana. Y así fue, llegaron primero las tanquetas para luego abrir fuego contra quienes en teoría están bajo la custodia del Estado. La operación militar fue con mando a distancia, no solo porque el Comandante en Jefe se encuentra en Cuba, sino porque la propia ministra prefirió resguardarse en su natal San Cristóbal durante la casería, para llegar luego triunfante y regodearse en el campo de batalla con una sonrisa macabra. Cabe preguntarse quien es el responsable de la masacre, ya que según la tesis de la continuidad administrativa y la no ausencia temporal de Chávez, el presidente sigue en ejercicio pleno de sus facultades y por tanto tuvo que haber dado la orden como Comandante en Jefe. ¿O fue Maduro? ¿O fue Diosdado? ¿O no fue nadie? ¿O fueron los medios?
No se trató de una coyuntura o una emergencia, estamos en presencia de una política de profilaxis y exterminio al más puro estilo de la extrema derecha que es en definitiva como actúa siempre el militarismo más allá del discurso hipócrita. Ya había pasado algo similar en el recinto penal de La Planta en Caracas donde se dio una batalla campal de varios días que le cegó la vida no solo a Guardias e internos, sino también a algunos vecinos de la urbanización El Paraíso. Así pretende resolver el problema este Gobierno hediondo a pólvora desde sus orígenes: matando a unos presos, soltando a otros y cerrando las cárceles. Es simple matemática, si cuando llegó Varela al ministerio las cárceles estaban hacinadas, ¿Donde caben ahora los presos de los recintos clausurados? Muy fácil, no están aceptando nuevos reclusos y los existentes los van matando o soltando de forma arbitraria y ejecutiva. Esta política es la receta para el caos, en primer lugar estimula la delincuencia por el aumento de la impunidad que genera que los cuerpos policiales no puedan ingresar a las cárceles los detenidos como sucede en Lara desde hace un año. Y luego, lo peor de todo, un Gobierno que sustituyó el poder judicial y que ahora hace juicios sumarios y con pena de muerte. Nada nuevo que no hayan hecho antes Pinochet, Franco, Batista, Hitler, Stalin y el propio Fidel. ¿Habrá sido casualidad que Raúl Castro, presidente encargado de facto de Venezuela, haya abogado y justificado la pena de muerte en plena cumbre del CELAC justo luego de la masacre de Uribana?
El tema de fondo aquí es que el Estado tiene el deber irrenunciable de custodiar y regenerar a los delincuentes condenados por los tribunales. Las cárceles son recintos del Estado y los presos están bajo su guardia y custodia. Lo que pasé ahí dentro es responsabilidad exclusiva del Gobierno.
¿Quién es el culpable de que la población penal se encuentre armada y trafique y delinque desde las cáceles? Las mafias carcelarias incluyen por necesidad al Gobierno y sobretodo a los cuerpos militares. Si Iris Varela quiera acabar con esa realidad debe comenzar por revisar los funcionarios que están bajo su mando y abrir investigaciones. No puede alegar su propia torpeza e incapacidad para justificar una masacre. Matar premeditadamente a quienes se tiene el deber de custodiar es simplemente una atrocidad.
Con la masacre de Uribana al Gobierno se le cayó la careta de la izquierda. Aquí no se trata de una lucha contra la oligarquía ni mucho menos contra los medios. Estamos hablando de delincuentes comunes que tenían menos de 10 años de edad cuando llegó Chávez al poder y de sus familias humildes que hoy se encuentran en el peor estado de indefensión ante un Gobierno fascista y cobarde. Increíble que Maduro no haya tenido la delicadeza de apersonarse en el lugar de la tragedia y siguió directo a Chile. Capaz se consiguió en el aeropuerto de Santiago a la presidenta de Brasil quien sí tuvo a bien suspender su participación en la Cumbre para atender el incendio ocurrido en una discoteca de su país.
Increíble también que el presidente del CLEL no se haya pronunciado ni ordenado una investigación de una masacre que ocurrió en sus narices.
Si no es Chávez el ofendido o la víctima entonces no hay delito, ni hay debate, ni hay investigación. Ese es el humanismo de estos farsantes, que solo les importa seguir en el poder para privilegio personal. Ojala hubieran demostrado esta vez la misma indignación que expresaron en relación con la fotografía publicada por el diario español. ¿Será que la vida de un preso o de un venezolano distinto a Chávez ya no vale nada? Al final, los que quedaron retratados para la historia fueron ellos.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
Twitter: @chatoguedez