Cardenales en la 2012-2013: Zafra memorable

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Enumerar las razones del éxito de Cardenales esta temporada no es cosa fácil. Durante toda la temporada el mánager Pedro Grifol ha dado crédito a un gran equipo de trabajo cada vez que la organización alcanza un nuevo objetivo.

Cumplida la meta principal, resumir la gran labor de gerencia, cuerpo técnico, jugadores y personal administrativo en estas breves líneas es un reto.

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Cardenales no celebraba un título desde la temporada 2000-2001, cuando vencieron, precisamente, a Navegantes del Magallanes en seis duelos. La espera fue larga. Incluso, la novena crepuscular no llegaba a una instancia decisiva desde la zafra 2007-2008, serie en la que fueron superados por los Tigres de Aragua en seis encuentros.

Todo comenzó con la eliminación de Cardenales la campaña anterior. El equipo quedó fuera en la última jornada del calendario regular; fue la tercera eliminación corrida en temporada regular.

Sin embargo, ese equipo que quedó fuera frente a Caribes de Anzoátegui el 30 de diciembre de 2011, con un robo del home de Luis Ugueto -lanzaba Richard Castillo y en la receptoría se encontraba José “El Chato” Yépez-, se vio mucho mejor en la recta final de la temporada que en el inicio de la misma.

Eso le dio una idea a la gerencia general, a cargo de Carlos Miguel Oropeza, de lo que querían ver el año siguiente. El directivo trató de estructurar un equipo similar al que se observó en la parte final de esa campaña y decidió renovar a Grifol para el año siguiente. Incluso, en el primer día de los entrenamientos de Cardenales, Oropeza aseguró que esa era la intención.

Algunos cuestionaron el regreso del estratega antillano, pero de algo estaba seguro el alto mando crepuscular. “Este año lo que queremos es ver un equipo similar al que vimos al final de la campaña anterior”, dijo Oropeza en aquella oportunidad.
Fue una sabia decisión. Grifol se convirtió en un gran director de orquesta. Esquivó los obstáculos, se sobrepuso a los bajones de sus jugadores, las lesiones y las bajas, manejó de forma magistral el bullpen y la banca y se lució en la instancia decisiva con sus decisiones.

Hablar de jugadores también es algo complicado, porque la lista es extensa y quizás se escapen nombres. Luis Jiménez y Luis Valbuena fueron los caballos del equipo desde las primeras de cambio.

Se incorporaron en el camino figuras claves como Alcides Escobar y Celestino López. La contratación del brasileño Paulo Orlando cayó como anillo al dedo, porque se solventó el problema en el jardín central, además de agregar a un consistente bateador de gran velocidad.

Joe Thurston, uno de los aciertos del año anterior, fue intermitente, pero respondió cuando más se le necesitaba. Una lesión lo mantuvo al margen un par de semanas, pero no faltó quien le cubriera la espalda.

A estas alturas, probablemente pocos recuerden el aporte ofensivo de Jairo Pérez, quien por un buen rato custodió la pradera izquierda y dio batazos de todos los calibres. La velocidad de Guilder Rodríguez brindó varias alegrías, mientras los tres receptores, José Yépez, Anderson De La Rosa y Guillermo Quiroz, también tuvieron sus buenos momentos.

Hernán Iribarren se encendió en la recta final de la regular y se apoderó del primer puesto de la alineación. Cuando se apagó en los play off, había un veterano fresco en el banco, hambriento de tiempo de juego. Parecía que Grifol sabía lo que venía y por eso no desgastó a Robert Pérez, figura indiscutible en el round robin.
La rotación cumplió, a pesar de la inestabilidad, porque fue difícil mantener los mismos iniciadores en el roster. El bullpen, en una palabra, puede definirse como magistral. Todos tuvieron actuaciones destacadas en su momento.
Menciones destacadas para el cuerpo técnico, principalmente para Oswald Peraza (coach de pitcheo) y Nelson Prada (coach de bateo), quienes cumplieron un trabajo excepcional, desde antes del inicio de la temporada.

Para la fase semifinal, la gerencia deportiva hizo lo suyo. CJ Retherford y Yangervis Solarte cubrieron las bajas de Escobar y López, mientras Ken Ray ganó dos duelos importantes y Víctor Moreno solo hizo lo que mejor sabe hacer: crecerse en los momentos de apremio.

Año redondo. Difícil mencionarlos a todos, pero el trabajo en equipo fue la clave del éxito.

Foto: Daniel Báez/Archivo

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