Hay personas a las que asusta tanto la vida, que prefieren vivir subyugados por una autoridad de hierro y que un gobierno que no admite discusión les diga que tienen que hacer y pensar. Son idiotas y peligrosos, lamentablemente son muchos.
Durante los próximos años, la necesidad que Venezuela tendrá de recibir comida y otros productos esenciales del extranjero, principalmente de Estado Unidos, supera con creces su poder adquisitivo, lo cual la hará enfrentarse a un deterioro económico, político y social de carácter muy grave.
La errónea descapitalización del sector agropecuario, industrial y comercial ocasionada por las expropiaciones, injustas multas y persecuciones, han mermado considerablemente la productividad privada. El estado ha convertido en fracaso al agro y al parque de Empresas altamente eficientes, que hasta hace catorce años abastecían el 70% de las necesidades alimentarias y de otros rubros. Solo se importaba entre el 30 o 40% con los excedentes previsivos. Hoy en día es una norma la escasez.
Es notoria la insuficiente producción petrolera, que apenas sobrepasa los dos millones y medio de barriles diarios, muy por debajo de la cuota que impone la OPEP. A pesar de que los precios del crudo se mantienen alrededor de los 100 dólares, con la tragedia de Amuay se acentúa los informes de los expertos sobre la falta de mantenimiento y mala operación de las refinerías, con pérdida de vidas, daños materiales incuantificables, y lo más vergonzoso la importación de gasolina a precios escandalosamente mayores para satisfacer el consumo nacional. Hay que acostumbrase a la ineficiencia de Pdvsa nos diría el superministro Ramírez, eso es lo que hay. Y lo que hay es una gran incapacidad para generar los recursos. Ni divisas, ni aportes al fisco, un gasto sin control, y el no rendimiento de cuentas.
Y para colmo a toda esta tragedia se agrega la trasgresión a la Constitución Nacional, la ruptura del hilo sucesorial democrático con la consecuente desestabilización. El esperpento de la decisión del Tribunal Supremo, en prolongar el período constitucional del Señor Chávez, quien a estas alturas se desconoce la verdadera razón por la cual no asistió a la juramentación ante la AN a su cargo por el cual fue ilegítimamente re electo. Pues si estaba gravemente enfermo no era apto para ser candidato.
El caso es que hasta que no se demuestre lo contrario esta física y mentalmente inhabilitado. Y esta es la opinión de más del 50% del país. (Oposición, más exilados, más abstencionistas) La ausencia es temporal, y cuidado si absoluta, porque la cara de huérfanos en el oficialismo es delatora.
De la novela de Arturo Pérez Reverte, El Tango de la vieja guardia, extraje que éste es un género musical de muy mala fama, era confluencia de varias cosas: tango andaluz, habanera, milonga y baile de esclavos. Se escuchaba y bailaba en las pulperías, almacenes y prostíbulos, en los arrabales de las orillas de Buenos Aires. Fíjense que uno de los primeros tangos se llamó Dame la lata. La lata era la ficha que la madame del prostíbulo daba por cada cliente atendido, y que la prostituta entregaba a su cafiolo, o sea al maquereau. Al chulo. Estos lamen suelas visitantes de otros países a la toma virtual de la presidencia, nos han hecho sentir con pena ajena como el lupanar más grande de latino américa. Así, así, así es que se gobierna.