El relevista César Jiménez tuvo una actuación memorable en el quinto juego de la final, cuando lanzó tres entradas en blanco y retiró a seis oponentes por la vía del ponche en el estadio Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto.
Jiménez ingresó en el séptimo episodio con el juego igualado a dos carreras. Durante su estadía en el morrito no permitió imparables y solo regaló una base por bolas, además de incurrir en un balk.
De los seis fusilados que logró el cumanés, tres llegaron en el octavo capítulo ante el grueso de la toletería magallanera (Elvis Andrus, Pablo Sandoval y Juan Rivera).
“Tenía dos años sin lanzar más de dos entradas”, aseguró el zurdo. A pesar que no es un rol ajeno en su carrera -sus primeros pasos en el béisbol rentado los dio como abridor-, Jiménez ya se había amoldado a venir desde el bullpen para afrontar una o dos entradas.
“En el último inning que lancé estaba un poco cansado, pero en situaciones como esa es lo que menos importa. No quieres salir del montículo, solo quieres estar allí y sacar los outs para mantener a tu equipo en el juego”, relató.
El siniestro mezcló bien sus envíos y se mantuvo arriba en la cuenta. “Localicé bien la recta y eso me permitió mezclarla con los envíos quebrados (curva y cambio), creo que esa fue la clave”.
En el turno frente a Eliézer Alfonzo, el slugger dijo algunas palabras luego que fue retirado por la vía del ponche. “No le presté mucha atención… Él y yo tenemos buena relación.
Quería ver la recta, pero en una situación como esa, con el juego empatado y tanta brisa en los jardines no era lo más recomendable”.
Foto: Luis Salazar
