El Centro de Educación Inicial Divina Pastora, donde niños de 4 a 6 años asisten a su primera experiencia escolar, lleva 15 años sin asfalto en su única calle de acceso, la cual comparte con la Escuela Básica Alí Primera. A pesar de que este no es el único problema que enfrenta el plantel, pues también están presentes la delincuencia, los servicios públicos ineficientes y la falta de recursos, los representantes y los docentes se las han arreglado para trabajar y colaborar en equipo y así mantener a flote un sitio clave para los primeros pasos de la educación de sus pequeños.
Durante la visita que realizó un equipo de EL IMPULSO, Mery Corvo, docente del turno de la mañana, ofreció un recorrido por el plantel, a lo largo del cual se pudo apreciar el gran deterioro en el techo de tejas de cemento que tiene numeros hoyos, algunos de los cuales, aseguró, son producto de personas que lanzan piedras al tejado, aunque también admitió que por el deterioro natural del material, ya lleva tiempo desmoronándose, por lo que todas las mañana encuentran polvo y pequeños trozos de las tejas sobre las mesas y el piso que deben limpiar para poder dar clases. Además, varios docentes coincidieron en que este problema causa afecciones respiratorias que afectan mayormente a los niños. También se pudo conocer que entre los pequeños se han presentado tres casos de dengue hemorrágico y uno de sarampión, razón por la que un niño permanece hospitalizado en el Pediátrico de Barquisimeto.
En cuanto al servicio de agua, la escuela dispone de un tanque subterráneo de 15 mil litros, el cual está agrietado y no puede utilizarse desde hace tres años. Indagando entre algunas de las ocho docentes y ocho auxiliares que laboran en el plantel, se pudo conocer que los bomberos vinieron a revisar el tanque y determinaron que era muy costoso repararlo. Desde entonces se adquirieron tanques de plástico que son llenados por camiones cisternas que deberían pasar al menos una vez por semana, pero no siempre es así.
En consecuencia, las docentes y los obreros deben estar todo el día cargando tobos de agua para bajar las pocetas y usar los lavamanos, lo que les causa dolores de espalda, pero no les importa, porque es imprescindible mantener la limpieza para los más pequeños.
El preescolar también recibe alimentos por el Programa de Alimentación Escolar. Sin embargo, las maestras Lizmery Piñero y Janis Leal confirmaron que el PAE deja los insumos en Pdval, y los representantes aportan cinco mil bolívares por niño para costear el transporte que trae los alimentos hasta la escuela, donde se enfrentan a nuevos obstáculos, pues en el comedor que fue construido con recursos del gobierno nacional, no se dispone de mesas, sillas, ni utensilios para comer. Además, sólo hay un congelador que sirve para conservar el pollo y la carne, mientras que la nevera no tiene motor y sólo se utiliza como despensa para guardar alimentos secos.
En cuanto a las verduras y frutas, muchas se pierden debido a la falta de refrigeración, por lo que las docentes arman bolsas para repartirlas entre los representantes.
Piñero y Leal aseguraron que la comida en el lugar era la primera que había asignado el PAE este año. Asimismo, son pocas las representantes que se ofrecen como madres colaboradoras, pues alegan que no reciben el pago correspondiente, por lo que no se preparan alimentos en el plantel.
Por su parte, Corvo indicó que otro gran problema es el crecimiento descontrolado del monte en las áreas verdes de la escuela, donde se han encontrado culebras y otros animales que pueden dañar a los niños. En este sentido, Rudy Ramírez, vigilante nocturno del preescolar, recordó que los entes de sanidad saben que en la zona abundan las palomas y que se han dado casos de infecciones en la piel por la presencia de los piojos que atacan a esas aves.
El trabajador también advirtió sobre la creciente presencia de motorizados de otros sectores en los predios del centro escolar, destacando que incluso después de las 2:00 de la tarde, ya es muy inseguro sacar a los niños.
Igualmente se quejan de que los consejos comunales locales no les permiten anexar una cancha abandonada que está detrás del plantel.
Fotos: Jairo Nieto