Guadalupe es un poblado reconocido nacionalmente por la elaboración de artesanía con base en la madera, pero ese reconocimiento no se ha traducido, sobre todo durante los últimos años, en obras por parte de la Alcaldía de Jiménez o la Gobernación de Lara.
A tal extremo llega la desidia oficial que los mismos vecinos deben encargarse del mantenimiento de su plaza Bolívar, la iglesia o de algunas calles pues los entes municipales o regionales nada hacen.
Isidro Duim, uno de sus habitantes, refirió que el techo y algunas paredes de la vieja iglesia necesitan urgentemente “le metan la mano” pues se corre el riesgo de que al comenzar la temporada invernal se puedan desplomar, parcial o totalmente.
El recinto religioso no presenta un estado más deplorable gracias a los mismos habitantes, quienes recuperaron parcialmente las paredes echándoles una mano de pintura.
En la misma situación de abandono se encuentra la plaza Bolívar, en la cual también han tenido que intervenir los vecinos para que los visitantes no tengan una mala impresión.
Ellos mismos retiran la maleza, pintan el pedestal, reponen algunas de las lámparas que por el tiempo en funcionamiento se han quemado, pero no han podido retirar el viejo tanque colocado hace año en un sector de sus áreas verdes para guardar agua.
“Como que están esperando que le caiga encima a alguien para entonces recogerlo por partes”, dijo Martín Pérez, otro vecino.
Con respecto a las calles, en Guadalupe prácticamente no existen pues desde hace más de diez años la Alcaldía de Jiménez no realiza trabajos de recuperación, incluyendo el asfaltado.
Sólo por la principal se puede transitar pues el resto son caminos de bueyes.
Duim llamó la atención sobre el campo de béisbol, donde en mayor grado se puede constatar la negligencia de las autoridades munici pales pues como durante unos cuantos años no le han hecho nada, hoy día no es apto para la práctica de ese deporte con normalidad.
El terreno no está en buenas condiciones, los dogouts son vulgares trojas que no protejen a nadie del Sol o la lluvia y en las mismass condiciones se encuentra la tribuna.
A pesar de todas esas deficiencias los jóvenes deportistas de Guadalupe se atreven a jugar sus partidos de beisbol con la esperanza de que algún día el alcalde Plaza se acuerde que esa población pertenece al municipio Jiménez.
Por si fuera poco, en Guadalupe tampoco cuentan con suministro de agua, a pesar de contar con un acueducto, pero se sospecha que el líquido “se queda en el camino” a través de tomas clandestinas colocadas por dueños de granjas agrícolas.
“En Guadalupe, quien no madruga no recoge agua porque durante el día no llega nada”, dijo Pérez.
Hizo un llamado a quienes dirigen Hidrolara para que se hagan inspecciones a la tubería matriz y de esa manera detectar las tomas clandestinas existentes en el recorrido hasta el poblado.
“O al menos que las regulen por determinadas horas para que también llegue agua de día a quienes vivimos en el pueblo, que mucho la necesitamos, y no se quede la mayoría en esas granjas, afirmó.
Fotos: Luis Salazar
