La expresión dancística corre por las venas de la capital musical de Venezuela. Además de nuestro caudal de ritmos, sones y géneros, el flamenco con su poderío, se abrió paso en el repertorio criollo sin mayor complejidad.
Este acontecimiento no sólo ha tenido cabida en nuestra ciudad, sino en el país y, vale decir, en todo el mundo.
Prueba de ello son las múltiples instituciones que acogen el apasionante baile como un sagrado apostolado. Entre éstas se encuentra el Centro Internacional de Danzas Granada, academia que ha formado a más de 2.000 jóvenes a lo largo de 15 años de vida.
Más de una década de trabajo es sinónimo de constancia y formación, sostuvo Margot Zubillaga, directora de Danzas Granada, quien en ocasión de la fiesta aniversaria nos visitó, junto al maestro granadino Miguel Medina y el cantautor larense Ignacio “Nacho” Izcaray.
Zubillaga recordó los inicios de la institución como un hecho que, como todo al principio, se torna un tanto cuesta arriba. No obstante, el trabajo permanente convirtió a Danzas Granada en una institución referencia de Barquisimeto. Danzas Granada arrancó sus actividades en enero de 1998 bajo la dirección de Zubillaga y la coordinación de las docentes Keyla Pineda y Solángel Anguiano como subdirectoras.
“Las tres somos de mucha fe. Como fervientes devotas de la Divina Pastora, creímos en este proyecto. Para la época era difícil invertir en un local con un buen piso de madera. Con esfuerzo alquilamos un espacio con un salón que ahora se transformó en tres salones de baile y cinco locales, gracias a la confianza del colectivo”.
Por Danzas Granada, prosiguió Zubillaga, se han paseado más de 2.000 jóvenes.
Actualmente, 300 alumnas integran la plantilla de bailaoras.
“Nuestra filosofía es dedicarnos con ahínco a la formación de los más pequeños, una preparación integral basada en la disciplina y el amor. Forjar una buena base es prioridad para nosotros”.
Zubillaga, Pineda y Anguiano son egresadas del Ballet Sacromonte. Fueron pupilas del maestro Antonio López, fundador de la prestigiosa institución. Desde la creación de Danzas Granada, las docentes se preocuparon por estudiar el flamenco.
Al servicio del flamenco
Con 50 años en el oficio, el bailaor granadino Miguel Medina pisó Venezuela por primera vez en el año 1995, atraído por el talento y el movimiento dancístico que bullía en la entidad. Comenzó a trabajar con Danzas Granada a partir de la amistad con Antonio López y Margot Zubillaga, desde entonces, es figura clave de la institución. Aunque está radicado en España, visita permanentemente la ciudad crepuscular.
“Mi experiencia con Danzas Granada data de 15 años atrás. Puedo decir que trabajo exclusivamente para ellos. Procuro aportar todo lo que sé para complementar lo que la institución tiene preparado. Traigo mis ideas para enriquecer la formación de docentes y alumnas”.
Medina apuntó que se puso al servicio del baile desde que comenzó a aprenderlo.
“Comencé con bailes regionales, luego con clásicos españoles, zarzuela, entre otros. Mi vida ha sido un ir y venir. En Granada trabajaba en la banca. Sin embargo, sólo me sentía libre cuando bailaba”.
“Durante muchos años me desempeñé como bailarín de los mejores lugares de Granada. Con 20 años ya era director de grupos folclóricos”.
Acotó que simultáneamente bailaba en las Cuevas del Sacromonte, donde tuvo contacto con el flamenco gitano.
“Trabajé con artistas de toda Andalucía y España. Eso enriqueció mi vida, el resultado es que hoy día puedo hacer todos los palos del baile español”.
Soy de Granada, dijo el pupilo de Mario Maya, pero me siento de Barquisimeto.
El duende del flamenco
Para Medina, el flamenco es como una explosión interior que se ha ido academizando.
“Para que se dé ese momento, esa atmósfera, tiene que entrar el duende del flamenco. Es algo que no se ve, pero que allí está”.
Afirmó que se trata de una labor de grupo que depende de la concentración del guitarrista, el quejido del cantaor, la pasión del bailaor y la curiosidad del espectador.
“Eso se llama el duende del flamenco. Cuando este elemento entra en el espectáculo, el espectador vibra, se estremece, queda ensimismado”.
“En una oportunidad, en Madrid, vi a un hombre que con sólo elevar los brazos, más el sentimiento del cantaor, su quejido y el sonido de la guitarra, los gestos, todo inspiraba. Entendí que para bailar flamenco y transmitir ese duende hay que olvidarse de la gente y de uno mismo”.
Entrañable amistad
Otra figura clave de la institución es el reconocido cantautor Ignacio “Nacho” Izcaray, quien nos confesó sentirse parte de la gran familia de Danzas Granada.
“Esta academia merece todo mi respeto y admiración. Es mi deseo permanecer junto a Danzas Granada, en todos los momentos posibles”, dijo Izcaray.
Sostuvo que a todo ese profesionalismo de la institución hay que sumarle la fraterna y entrañable amistad que mantiene con Zubillaga.
“Nos hemos apoyado en distintos momentos. Para mí es un honor participar en la fiesta aniversaria de Danzas Granada e intercambiar permanentemente experiencias y conocimientos”.
Nacho Izcaray estará interpretando la Salve María del Aire, obra que compuso en un principio a solicitud de Zubillaga.
Luego, la pieza se convirtió en un sentido tributo a la Virgen María en su advocación a la Divina Pastora.
Se conoció que el tema fue estrenado el 14 de enero en la tarima que, desde el año 2000, coloca Danzas Granada en homenaje a la Pastora de Almas.
Fotos: Jairo Nieto