A principios del año pasado, unos trescientos neonazis marcharon por el centro de Kaunas, la segunda ciudad más populosa de Lituania, para “conmemorar” la independencia de ese país. Como Hitler en Alemania, estos grupos alzan la bandera del antisemitismo para crear al enemigo a quien culpar de sus males y problemas. Lo más increíble no sólo fue que el gobierno autorizó la marcha para mil personas (y revocó el otorgado a cien activistas de derechos humanos que deseaban protestar en contra), sino que la marcha recibió el apoyo de algunos miembros del parlamento e importantes figuras políticas. Es más, durante la marcha que duró más de una hora, no hubo una sola alma que alzara su voz de queja. En el mundo internacional hubo la misma indiferencia.
Días antes, un tribunal de Klaipeda había sentenciado que la esvástica era “un símbolo inocente del patrimonio lituano”.
En septiembre, un grupo de vándalos en Rostock, Alemania, profanó tumbas de judíos pintando esvásticas sobre ellas y consignas de “Sieg Heil” y “judíos de m…”
Ayer se conmemoró el 68 aniversario de la Liberación del Campo de Concentración de Auschwitz y el Día Internacional de la Recordación del Holocausto para honrar la memoria de 6 millones de víctimas entre ellas más de un millón de niños. Negación, distorsión y revisionismo histórico. Con sobrevivientes del Holocausto aún vivos, para los pelos de punta que estemos viviendo la resurrección del nazismo en muchas ciudades, principalmente europeas.
Nunca se me olvidarán las palabras de mi amigo David Yisrael en la conmemoración de la Kristallnacht (la Noche de los Cristales Rotos) de 2005:
“El negacionismo, esa plaga que se mete como polilla que se come por dentro al árbol de la verdad, cada día gana más terreno. Algunos dicen que Israel gana militarmente las guerras, pero pierde la de los medios; así nos está pasando con la verdad sobre la Shoá…
El gran dolor que siente un sobreviviente como yo, que desde los 15 años estuve en Auschwitz, Birkenau y vi y oí los gritos, y olí la carne quemada de los crematorios, día y noche, es el que me impulsa a pararme frente a ustedes y recordar que en sólo 6 semanas Eichmann logró aniquilar 650.000 judíos, húngaros, rumanos, checos, todo esto confirmado y reconfirmado por los propios alemanes.
Duele, señores, duele que 71 años después la ONU le preste el podio a la bestia iraní para que una vez más niegue laSshoá. este mundo está lleno de falsos líderes que aplauden la falsedad porque se alimentan de ella. Viven en la mentira porque ésta les asegura petróleo y dinero fácil. Cada aplauso a los engaños del presidente de irán es una piedra más que nos cae sobre el tejado.
Eisenhower, Supremo Comandante de los Aliados en la II Guerra Mundial, cuando liberó los Campos de Concentración y vio las montañas de cadáveres sin enterrar , a los “medio vivos” deambulando, que por hambre y enfermedades no podían estar parados y rogando por ayuda, ordenó que se tomasen fotos, testimonios, que se recogieran pruebas y que los propios alemanes de los pueblos viniesen a enterrar a los muertos y limpiar la mugre , para que conste todo lo ocurrido, porque, cito a Eisenhower, “en unos años vendrá un malnacido y dirá que esto no ocurrió”.
Y es que el gobierno de Irán no sólo niega el Holocausto, sino que se ha declarado dispuesto “a terminar el Trabajo” de los nazis. La “guía moral” de los Hermanos Musulmanes en Egipto dice que los sionistas “entenderán solo por medio de la Santa Jihad”. El Día de la Recordación no debe ser un solo día. Lo que sucedió en Alemania durante el nazismo debe mover y conmover a todas las personas de buena voluntad diariamente para que nunca vuelva a suceder en ninguna parte. Con razón hay tantas personas preocupadas por lo que va a suceder cuando los sobrevivientes y testigos ya no estén. Tiene que haber un relevo.
Desde el Holocausto han sucedido ya varios genocidios. Tal vez nunca sabremos el número de personas que murieron, pero la cuenta parece estar por los cientos de millones. ¿Qué más tendrá que pasar para que entendamos?
@cjaimesb