Sólo la unidad nos salvará
El canibalismo es la práctica de alimentarse de miembros de la propia especie. Usualmente, se suele emplear el término para referirse al acto en el que un ser humano come a otro ser humano.
Los polítiqueros chavistas muy especialmente, han empezado una serie de prácticas canibalescas, aportando raíces a la teoría de Darwin según la cual, «sólo el más fuerte sobrevive». Vemos como con violencia, arrogancia y prepotencia los seudo-dirigentes del chavismo pretenden con amenazas silenciar a los dirigentes de la disidencia que no están dispuestos aceptar un gobierno ilegítimo.
Las acciones aisladas de algunos actores políticos, sirven para empobrecer aun más el enrarecido y malogrado debate de ideas, donde continúa privando la hegemonía chavista como único referente de discusión política en el país. Las diferencias de la mal llamada derecha, que mas bien podríamos llamar sin error a equivocarnos democrática, fortalece sólo al gobierno y sus seguidores, donde tampoco existe ningún liderazgo emergente que le de continuidad a la obra pública de este régimen. La falta de liderazgo político empobrece no sólo a la oposición sino también al propio gobierno. En un sistema social de derechos, donde no exista con quien debatir los asuntos del Estado, la inanición se convierte en una carencia mortal que acaba por arrastrar a todos en un torbellino de lucubraciones y alucinaciones.
Aprendamos de Chile y lo que fue la «Concertación», como proyecto político aglutino a todos aquellos actores con un mínimo de interés común, donde muchos dejaron de lado sus grandes diferencias históricas para aprovechar aquellos pequeños puntos donde coincidían y así alcanzaron el poder gracias a la unidad que les garantizo mas de 20 años de gobiernos ininterrumpido.
La alternabilidad en el ejercicio del poder político, sólo se da en un Estado, donde existen distintas corrientes políticas, fortalecidas por la experiencia, madures y respeto por los espacios bien ganados. El canibalismo, en especial del oficialismo, nos está consumiendo como nación, a un ritmo impresionante, donde los actores públicos coinciden solo en los lamentos que son comunes entre todos.
Para frenar estos felones, paranoicos que bajo el pretexto de mejorar las condiciones de vida del pueblo se han puesto en de las arcas del Estado y bienes de los privados para provecho suyo y de sus aguantadores; todas las instituciones que hacen vida en este país y que tienen por norte la democracia desarrollista debieran deponer intereses propios y hasta personales, en pro de una verdadera unidad.
Reconstruir una verdadera democracia es una tarea pendiente para los venezolanos, quienes se ven en la incapacidad de cumplir sueños y promesas. Unidos somos muchos, divididos no somos nada, esta es la verdadera lección que debemos aprender para ganar primero respeto y después el poder político.
El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia, y la prédica a la envidia,
su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria». Sir Winston Churchill.
«Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción» . Simón Bolívar
Rafael Bayed
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En puntos suspensivos
¡Qué Platón ni qué ocho cuartos! Aristóteles quedaría como un niño de pecho. Sesudos pensadores, aristócratas del pensamiento, conservadores de la ciencia, embalsamadores del espíritu, egiptólogos, alquimistas, matemáticos, astrólogos. ¿Quién es capaz, en su sano juicio de esbozar un mínimo mapa que permita entender, (decir «el desarrollo de los acontecimientos» sería un exceso inaplicable), el asombroso territorio de lo venezolano? Tan solo la exuberancia del paisaje distrae al ojo del entendimiento frente a los actos humanos. Vacío lleno de naturaleza extraviada que ni Marx ni Krishnamurti son capaces de otear frente a tanto curare. Debería existir un verde inexistente aún que definiera nuestra errancia.
Limbo rock. Chubby Checker interminable dando vueltas a 45/rpm. Turismo de incertidumbre. Un negocio.
«En el limbo, mijito», diría mi abuela Victoria, que habla más claro desde su penthouse de ultratumba que cualquier analista político de nuestra incertidumbre. Que no es cosa de ahora, es verdad, pero es que hoy tiene ribetes de exposición psiquiátrica y de anomalías físicas jamás vistas, cual circo de ballenas con cuellos de jirafa, tiburones mansos y zancudos para curar el dengue. Pero ni siquiera en el limbo, que es en definitiva, supone uno, territorio inconcluso, resbaladizo tránsito, pero al fin y al cabo pasajero, como un aeropuerto, o como un túnel al cual se accede para desembocar en otra luz.
Pero aquí no. Ni siquiera. Esas leyes de la física, de la lógica misma, de lo que las ciencias sociales dicen haber descubierto a través de los siglos, no se compadecen con lo que ocurre aquí y pasa. Kafka es un ignorante frente a estos laberintos inconmensurables a pesar de los cuales es mejor reírse que llorar, tomárselo con soda o untarse de Yodex sobre chichones y morados. Sólo para uso externo. Porque si usted se pone a mirar por ejemplo: el derecho constitucional, la ciencia médica, el deber de informar, la soberanía, las elecciones, el poder, la oposición, la justicia, el rosario de huecos en las vías que ha hecho de las cunetas en camino más expedito, el petróleo, la boloña de dólares, se pone estítico, se frunce y les da la razón volviéndose más loco.
Ni siquiera las comas o los puntos finales, que existen en definitiva para orientar. Las interrogantes dan risa. Más bien sobre los puntos suspensivos andamos, dando brinquitos espasmódicos cual bailarines que saltan sobre islas en el vacío. Es tétrico, sí, pero da risa. ¡Ay de aquellos que asumimos tan en serio el nombre de Venezuela! ¿Qué culpa se anidó en nuestros corazones cuando asumimos esa carga? Da pena, damos risa y no solamente ajena.
Pero me repito, como quien boquea en el desierto más cenizo, que para construir una fe es necesario antes tener una ilusión que se engrandezca cuando ella sea compartida y se convierta en acción política efectiva para transformar esta verdad de hoy, frente a todas las dificultades imaginadas o no, en una dignidad y una esperanza.
Leandro Area
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Una economía sin rumbo
Los revolucionarios no saben nada de economía, ellos solo son soñadores que sueñan con una utopía y no compren-den que los sueños para que se conviertan en realidad tienen que tener un cable conectado a tierra, es decir, tienen que soñar pero con los pies bien plantados sobre la tierra.
Podemos aprender mucho de los países desarrollados y de los que están en desarrollo, el progreso económico de una nación solo se logra cuando el sector público y privado trabajan de forma coordinada y en armonía, necesario es que el gobierno de turno comprenda el problema para luego encontrar la solución, y no es precisamente con decretos o tildando a los empresarios de especuladores, cuando en verdad los empresarios y comerciantes son héroes en este país, ellos han salido adelante a pesar de todas las trabas, expropiaciones y con una inflación desbordada y mantener así a muchos venezolanos empleados.
A pesar de que el gobierno no sabe nada de economía y no sabe qué rumbo tomar, tenemos la suerte de que nuestro país es un productor de petróleo y por ese motivo la gente siente que hay dinero en la calle, sería muy diferente si fuésemos un país sin recursos pues sería insostenible el gasto público del gobierno, de manera que los venezolanos estamos viviendo en una burbuja, por eso es tan necesario educar a la población para que entienda el problema y así erradiquemos de una vez por todas el fanatismo, plantemos bien los pies sobre la tierra y trabajemos unidos por nuestro país.
A pesar de todo soy un optimista empedernido y sé que esta crisis tiene que servir para fortalecer el carácter y la iniciativa de los venezolanos, somos un país privilegiado por la naturaleza y estamos predestinados a ser un país líder en la región, es por eso que vemos que en nuestro país proliferan diversos emprendedores y microempresarios que han puesto a volar su imaginación y han convertido muchos sueños en realidad y de esta manera han podido mantener a sus familias con dignidad y dar empleo a millares de venezolanos
.Ojalá el gobierno modere su discurso revolucionario y se en-fríen las cabezas calientes, pues no se trata de seguir buscando culpables, no se trata de resaltar lo malo, no se trata de con-vencernos que somos un país de ciegos y que tenemos el consuelo de que el rey es un tuerto, convencido estoy de que somos el mejor país del mundo y por tanto precisamos del mejor gobierno del mundo para reconciliar a todos los venezolanos.
Alirio Palencia
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Un oscuro futuro
Hasta la fecha en que redacto este escrito (lunes 21 de enero de 2013) la mayoría de los venezolanos no sabemos qué ha ocurrido con el Presidente elegido. Esta situación genera mucha incertidumbre en los empresarios que todavía desean invertir en nuestro país, y para comprender esta situación apliquemos un análisis comparativo. Cuando en una empresa necesitan un gerente, lo primero que se hace es analizar el perfil del cargo y luego ordenan publicar un aviso en los medios de comunicación, especificando todos los requisitos y por supuesto el día que comenzará a trabajar (por ejemplo el 10 de enero de 2013). Ya seleccionado el candidato que reunió todos los requisitos le indican que lo esperan ese día para comen-zar en sus funciones; si esta persona no se presenta llaman a los números que indicó en su currículum. Si transcurridos tres días no se ha presentado se dirigen a su residencia para verificar qué le sucede. Si está mal de salud le dan tres días más para que se presente, aclarando que si no lo hace perderá, lamentablemente, el cargo y procederán a llamar a otro aspirante porque la empre-sa no puede detener su producción dado que ello afectará a muchos trabajadores. De igual modo sucede con un país. No se puede seguir esperando que llegue el candidato elegido, es necesario designar a un suplente legalmente autorizado por la Constitución y llamar a elecciones nuevamente.
Neptalí Paredes
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¿Perspectivas?
Sin riesgo a equivocarnos, podemos decir que el país, dolorosamente, anda sin rumbo fijo, sin auténticas perspectivas. Luego de la enfermedad presidencial, Venezuela parece sumergida en un limbo: nadie habla ni actúa. Nadie ejecuta un auténtico programa de desarrollo nacional. ¿Qué hacer, desde nuestro espacio? Cumplirle al país con nuestra cuota de ciudadanía. No queda otro camino.
Rosa Sánchez
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Próximo tema
Los hechos violentos en Uribana tuvieron una respuesta unilateral de la ministra Iris Varela: Fue culpa de los medios. ¿Está de acuerdo con la ministra?; ¿realmente son responsables los medios de las muertes y heridos en la requisa? Opine sobre este tema y envíe su opinión antes del jueves a redacción @el impulso.com
