“Es quitar el carácter punible. Punible significa, lo castigable. Y, castigo, es imponer una pena o un castigo al que ha cometido una falta”. En Venezuela se está viviendo, hoy en día, la falta de castigo, a quienes se lo han ganado, pero, resulta, lo contrario, al ciudadano honesto, estudioso y trabajador, que con sólo denunciar a cualquier delincuente es persona muerta, porque los mismos funcionarios, encargadas de de aplicar las leyes son los propios aliados del delincuente, al venderlo, señalarlo o acusarlo, a cambio de qué, ¡vaya usted a saberlo!
Ahora bien, si en un tribunal, un juez, aplaza, pospone, posterga, prorroga, retarda y demora un juicio, lo que está haciendo es proteger al imputado (asesino, violador, ladrón, secuestrador) y violando los derechos a las víctimas. Cuando esta violación a las leyes sucede, pues, simplemente, este juez, esta despenalizando al culpable.
Todo esto es, sumamente, lamentable, porque cualquier juez, fiscal, policía, que caiga en estas cosas oscuras y sin valores, se gana el repudio del pueblo venezolano, al faltar a su ética. Por otro lado, en este país, ya no se consigue que hacer con las leyes. Por ejemplo, en la reforma del COPP, se desconoce y da un paso atrás en materia de derecho de las víctimas y de participación ciudadana, al eliminar la figura de los escabinos en los juicios orales y públicos. Se clasifican los delitos como “menos graves”, como por ejemplo, el homicidio culposo, que entrarán bajo el conocimiento de una nueva jurisdicción de tribunales municipales.
Qué significa todo esto, nada menos que, los cambios en la legislación no tendrán incidencia alguna en los índices de homicidios que registra el país. Lo que sí es cierto, es que, la violencia, los homicidas, los secuestradores, incluso, las víctimas, no entienden que las reformas legales no resuelven los problemas penales. Todo esto viene a beneficiar al culpable, al victimario, al imputado. Imagínense ustedes, cómo estará este país, en materia de seguridad, que el pasado 8 de enero, en la Asamblea nacional, pude escuchar y ver, a través, de la televisión, a un diputado de la oposición, haciéndole un llamado de conciencia, de reflexión, de consideración, de recapacitación, de meditación, al Presidente de la Asamblea Nacional, junto a todos sus seguidores presentes, que tomara muy en cuenta el gravísimo problema de inseguridad que vivimos todos los venezolanos, y lo que hicieron todos fue entonar las palabras: ¡Uh, Ah, Chávez no se va!; ¡Pa’lante mi comandante!
Todo esto como una burla, como una demostración que no les importa la salud y la vida de los venezolanos. También, se protege al imputado, cuando la víctima le envía escritos a un comisario, un fiscal, un juez, y éste no le responde. En esa carta le pediría ¡justicia!, ¡respeto!, ¡consideración!, ¡explicación! al juicio o caso que está bajo sus órdenes, cuidado y responsabilidad. Hace poco, escuché decir, a un eminente abogado y profesor venezolano que, “el problema penal no es un problema de leyes sino fundamentalmente de los órganos encargados de administrar justicia”.
