Juan Manuel Carmona Palenzona es arquitecto graduado en la Universidad Central de Venezuela en 1983. Es el noveno director de EL IMPULSO desde su fundación, un primero de enero de 1904. Es el segundo hijo del doctor Juan Manuel Carmona y su esposa Mariella Palenzona de Carmona. Sus hermanos, Carlos Eduardo, presidente de la empresa, Mariela y Alberto, integran el grupo familiar que tiene a su cargo la continuación de la obra periodística de don Federico Carmona, el primer líder de una dinastía que ha superado los vaivenes del tiempo y el espacio para defender los valores más representativos de una sociedad.
Poco a poco, década tras década, sin prisa y sin pausa, la familia Carmona ha logrado consolidar una empresa donde se han formado generaciones de periodistas. Juancho, como suelen decirle sus amigos más cercanos, ha saltado de la facultad de Aquitectura a la redacción de un diario de intereses generales que tiene más de un siglo como la voz de los larenses.
A las seis de la tarde comenzó esta conversación que se prolongó durante dos horas sin previa agenda.
Nunca pensamos vender
-¿Cómo llega un arquitecto a dirigir un periódico centenario como EL IMPULSO?
-La verdad es que involucré con el proyecto de expansión del diario desde el aula universitaria. Estudiaba el noveno semestre de Arquitectura cuando me entero que ya había dos proyectos que estaban siendo evaluados por los directivos de la empresa. Me comunicaron en ese momento que indistintamente fuera el arquitecto que se encargaría de la nueva sede de EL IMPULSO, tenía que incorporarme al equipo como asistente. Herido en mi amor propio por esa decisión invité a dos de mis compañeros de estudios a elaborar un proyecto propio.
-¿Y?
– Fue una sorpresa para mi padre, el doctor Juan Manuel Carmona y mi tío Gustavo Carmona, ese atrevimiento de dos jóvenes imberbes con ganas de hacer cosas importantes. Les gustó tanto la idea que me estimularon para que la presentara ante la Ingeniería municipal de Barquisimeto, conjuntamente con los proyectos de los otros dos arquitectos. Siete meses más tarde, ya con el título de arquitecto en mis manos, recibí la buena noticia que el nuestro había recibido el beneplácito de las autoridades municipales.
Pasaron cuatro largos años de aprendizaje en los cuales tuve la oportunidad de viajar por varios países para conocer otras instalaciones periodísticas, mientras se desarrollaba el proyecto al cual se incorporaban las ideas y criterios que a juicio nuestro eran pertinentes. A principios de 1989 se entregó el proyecto definitivo y a finales de ese mismo año se iniciaron los trabajos de construcción de la actual sede.
-¿Usted entonces es el padre de la criatura?
– Sí, es verdad. No solamente fui el arquitecto de la obra, sino que me responsabilizaron de su construcción, equipamiento e instalación de los equipos. En ese trabajo me acompañaron el ingeniero Elisaúl Lizardo y el director del diario Gustavo Carmona, quien siempre se involucró en todas las decisiones que se tomaban.
-En ese momento -reconoce el joven director- nunca me imaginé que con el tiempo tendría otra gigantesca responsabilidad.
-Me pregunto, ¿cuál fue la inversión que se hizo en ese momento?.
-Creo que alrededor de los 350 millones de bolívares de los viejos. Estamos hablando de unos 350.000 bolívares fuertes.
-¿Alguna vez intentaron comprar EL IMPULSO?
-Que yo sepa nunca, y si eso ocurrió alguna vez, nadie en la familia pensó en vender a pesar de las dificultades financieras de la época.
-¿Tampoco estuvo en peligro de que la crisis obligara a una decisión tan drástica como esa?
-Durante un tiempo tuvimos de socio al gobierno nacional debido a una deuda en moneda extranjera que había sido reconocida inicialmente por Recadi y luego desconocida por uno de los ministros del gobierno de Carlos Andrés Pérez. El Presidente, en conocimiento de lo ocurrido, ofreció una solución al problema a través del Banco Industrial de Venezuela, el cual nos otorgó un crédito que permitió compensar la pérdida. Ese crédito se pagó totalmente recuperándose las acciones comprometidas. Esa intervención del Jefe del Estado ha sido siempre reconocida por propios y extraños.
Estamos permanentemente reinventándonos.
El arquitecto Juan Manuel Carmona es el noveno director que ha tenido EL IMPULSO desde la fundación del diario. Sólo dos de ellos no pertenecieron a la familia Carmona: don Eligio Macías Mujica y Roberto Chacín Sánchez.
-¿Cuándo asume esa responsabilidad?
– A principios del año 1994, y por la ausencia de Gustavo Carmona. Mi padre, que ejercía de presidente y director de EL IMPULSO, me designó vicepresidente ejecutivo con la idea de manejar todas las operaciones que se realizaban en Barquisimeto.
Por varios años me convertí en una verdadera esponja para absorber el conocimiento de lo que era un periódico en todas las áreas, quizás poco en la parte periodística por no tener la experiencia necesaria durante el lapso de aprendizaje.
A raíz del lamentable fallecimiento del doctor Juan Manuel Carmona, el arquitecto asume por decisión familiar la dirección de EL IMPULSO, convirtiéndose en su noveno director. Eso ocurrió en el 2006.
-¿Su gran legado?
– La constancia, en primer lugar, y el apego a los valores fundamentales del ser humano.
-¿Cómo lo definiría desde el punto de vista periodístico, aun cuando en realidad su profesión fue la de médico?
-Una persona principista y tenaz.
-¿En qué se parece a él?
– Quizás en un carácter demasiado estricto a la hora de tomar decisiones.
-¿Le ha ido bien así?
-No siempre.
-¿Cuál ha sido su mejor decisión como director?
– Quizás en los cambios que hemos hecho en los últimos años al crear a nuevas secciones y páginas especializadas, pero considero que ha sido la incorporación de la columna de “Cheo”, la que ha tenido más impacto en el lector. También hemos integrado en nuestras páginas al sector universitario para que exprese sus inquietudes y sus problemas en una Orbita totalmente institucional.
-¿La peor?
-Quisimos probar alternativas en productos dirigidos a la masa juvenil de la región, pero no funcionó como nosotros esperábamos. Sin embargo persistimos en la idea con “B-más” que ha conseguido varios objetivos que perseguimos con el primer producto.
-¿EL IMPULSO es rentable financieramente?
-Ha tenido diferentes etapas. Unas buenas, unas regulares y otras preocupantes, como ahora.
-¿Por qué no tienen publicidad oficial?
-La respuesta no la tengo yo, porque nunca le hemos negado espacios publicitarios a ninguna institución oficial, sea del gobierno o la oposición. Aunque tengo que reconocer que el actual gobernador del estado Lara, en su época de Alcalde de la ciudad, no tuvo ningún gesto de exclusión.
-¿Está vetada la voz chavista en el diario?
-Para nada. Considero que quienes hacen ese comentario no leen nuestras páginas.
-¿Usted se las ha ofrecido alguna vez en un gesto de absoluta libertad de expresión?
– Este periódico tiene las páginas abiertas a todo el que quiera expresarse, siempre y cuando el lenguaje que se utilice no contenga elementos que vayan contra la decencia y las buenas costumbres.
-¿Es un buen lector de EL IMPULSO?
-No tanto como quisiera y debiera. Mis responsabilidades van más allá de la dirección del diario. Tengo necesidad absoluta de gerenciar en otras áreas.
-Por años el lema de EL IMPULSO era “Diario de Intereses generales, ¿sigue siendo así?
– Para mí, EL IMPULSO sigue siendo un diario de intereses generales, solo que la información que ofrecemos está agrupada por páginas o productos.
-¿Cree en la auto-crítica?
-Por supuesto
-¿Cuál sería la suya para este diario?
-Necesitamos que los periodistas se involucren más con sus fuentes, que sean oídos y voces permanentes de los problemas de las comunidades y no tengan temor de ejercer un oficio que requiere de todos los sentidos.
-109 años es una edad muy respetable para cualquier medio de comunicación, especialmente para EL IMPULSO, que exhibe con mucho orgullo el título de Decano de la Prensa Nacional, ¿ Cuál es a su juicio el futuro de cara a los nuevos tiempos al avance de la tecnología en las comunicaciones?
– Es sin duda la trivia más grande de los últimos tiempos. Desde hace ya más de 10 años, los supuestos especialistas en la materia han anunciado el fin de los impresos y no ha sido así. Los medios impresos, en cambio, estamos permanentemente reinventándonos y adaptándonos a esos medios alternativos.
-¿Alguna vez estaremos viendo a EL IMPULSO solamente en la web?
– Es posible, pero no sé cuándo va a suceder.
-¿Están al menos preparándose?
-Por supuesto
-Una última cosa: El editorial del lunes refleja, al menos eso creo, la posición del diario frente a los sucesos diarios que ocurren en el país y la región. Son muy críticos políticamente hablando y asumen una postura de oposición claramente visible. ¿Teme el director una reacción violenta por parte del régimen?
-No tengo ningún temor. Luego de 14 años manteniendo la misma línea editorial ya tenemos un compromiso con el país y con la defensa a ultranza de la democracia, que garantiza la libertad de expresión.
-¿La arquitectura o el periodismo?
-Aunque no lo creas, hay cierta relación entre ambas. La similitud tiene que ver con la visión que tienen ambas profesiones sobre el entorno de los colectivos, tanto en urbanismos como en calidad de vida de los ciudadanos. Esa circunstancia es la que me alienta y motiva diariamente.
Foto: Juan Diego Vílchez