55 fallecidos y 120 heridos es el resultado de la requisa que se llevó a cabo en el Centro Penitenciario de Centro Occidente, mejor conocido como Uribana.
A las 5 de la mañana de ayer estaba pautado que se iniciaría la revisión y conteo en el recinto carcelario. Desde la noche del jueves las vías de acceso hacia Uribana fueron trancadas por efectivos de la Guardia Nacional y del Ejército. El propio director del penal, Nelson Bracca, confirmó la acción a los medios.
Un grupo de al menos 30 personas, familiares de los privados de libertad, amanecieron en las afueras del penal. Observaron cómo las tanquetas y tanques de guerra estaban estacionados en el portón de Uribana desde las 6 de la mañana. Según indicaron algunos funcionarios se llevó un aparato para cortar la comunicación.
Yulitza Pérez, una de las mujeres que observaba la situación, vio a las 8 de la mañana a los funcionarios internarse en al penal. Indicó que se había dicho que los guardias nacionales solo estarían de apoyo, pero entraron al recinto. La dama indicó que se pudo comunicar con su hijo y él le contó que todos los reclusos se encontraban en el campo para su respectivo conteo, cuando de forma repentina supuestamente comenzó un intercambio de disparos, justo en el momento que fueron a sacar a algunos líderes de las áreas de máxima y media.
A las 10:05 de la mañana se pudo escuchar en el penal las ráfagas de disparos que duraron alrededor de tres minutos; posteriormente un fuerte ruido. Muchos indicaban que se trataba de la explosión de una granada y a los diez minutos aparecieron las dos primeras ambulancias.
Con el pasar de las horas, fueron saliendo ambulancias. Se contabilizaron 25 unidades hasta las 4 de la tarde de ayer. “84 privados de libertad, heridos, recibieron asistencia en la emergencia. 55 cadáveres fueron ingresados a la morgue”, según indicó Ruy Medina, director del Hospital Central del Antonio María Pineda.
Trascendió que 44 cadáveres fueron trasladados hasta la sede del Cicpc. Un primer lote de trece fue luego llevado a la morgue desde la sede policial y posteriormente los otros 30 cuerpos. Contabilizando los doce que ingresaron a tempranas horas dio un total de 55 fallecidos.
En el Seguro Social Pastor Oropeza fueron ingresados 34 heridos, más dos efectivos castrenses que se encontraban en una clínica privada para un total de 120 personas heridas.
Entre los fallecidos se encuentra Álvaro Viloria, un funcionario de la Guardia Nacional, adscrito al Plan 20 que recibió un disparo en la cabeza. También el pastor evangélico Segundo Camejo, quien era uno de los encargados de mediar con la población penal, y diez privados de libertad que murieron en el intercambio de disparos.
Entre los reclusos muertos se encuentra Henry López, “El Chueco”, uno de los pranes del penal. Edwin “Gordo”, pran de media, se encontraba herido en el Hospital.
No respetaron
Antonieta Lugo indicó que la requisa ya estaba anunciada. Entre los acuerdos destacaba que los funcionarios no se meterían a las iglesias pero lo hicieron. Algunos presos se tuvieron que esconder en huecos y cloacas para resguardar sus vidas, relató la dama. Por otra, parte Sorángel Linárez manifestó que con los privados de libertad se había llegado a un acuerdo que la requisa sería tranquila y su hijo a través de una llamada le contó que eran muchos los fallecidos; otros internos se comunicaban con sus seres queridos a través de mensajes de texto e indicaban que había muchos muertos.
Trascendió que el anexo femenino fue el primer lugar al cual incursionaron los castrenses. En el sitio las 138 mujeres fueron llevadas hasta el campo de juego y revisadas. Posterior se trasladaron al área de los hombres y una vez que los tenían en el campo inició el tiroteo.
Al director del penal, Nelson Bracca, se le vio pasar en su motocicleta en repetidas oportunidades, pero no se detuvo, pues los familiares comenzaron a tirarle piedras.
Fotos: Dewidson Álvarez